Huelga decir que John Stewart es un personaje muy querido y asentado tanto en el Universo DC como en el contexto particular de Green Lantern. Y además, también forma parte de la historia del cómic. Hoy en día, los héroes de papel son un ejemplo de diversidad donde las mujeres son fuertes e independientes y donde no importan la raza ni factores como la orientación sexual. Pero aunque ahora nos parezca increíble, no siempre ha sido así. Y John debutó en un momento en que no era común que hubiera justicieros afroamericanos, con lo cual podríamos decir que es todo un pionero.
La creación de este “Black Lantern”, pues así pretendía llamarse al principio, se debe a dos genios de la talla de Dennis O’Neil y Neal Adams, que lo insertaron en aquella gran etapa que hoy conocemos como Green Lantern / Green Arrow y que, en su día, causó un gran revuelo debido a los temas que abordaba. Policía interestelar el uno, liberal convencido el otro, estos dos amigos se embarcaron en un viaje por Estados Unidos que sirvió para denunciar los problemas que experimentaba su país a principios de los años setenta. Por supuesto, el racismo era uno de ellos. Y ahí es donde entraba John Stewart.
Cuando se publicó Green Lantern núm. 87 (1972), ya se había establecido que Hal Jordan contaba con un “suplente” por lo que pudiera pasar. Se llamaba Guy Gardner y era un profesor de instituto que, tras un desgraciado accidente, quedaba incapacitado como agente de los Guardianes. Así, el piloto de pruebas tuvo que buscar a otra persona digna de portar el anillo, y eligió a un arquitecto negro que desafiaba a las autoridades, defendía a ultranza los derechos de los suyos y, además, estaba en el paro, con lo cual tenía tiempo de sobra para entrenarse en el uso de su nuevo juguete. Durante el adiestramiento, John mostró su valía al salvar la vida de Jeremiah Clutcher, un senador que aspiraba a presidente de la primera nación del mundo, posición que pretendía ocupar explotando el racismo de sus compatriotas. Definido a la perfección en apenas unas páginas, el posible Green Lantern quedó guardado en un cajón después de aquella aventura. La semilla de la diversidad ya estaba plantada, pero aún tardaría muchos años en aflorar plenamente.
Más de una década después, el guionista Len Wein necesitaba aplicar un revulsivo a las aventuras de Hal Jordan, que por aquel entonces dibujaba el magnífico Dave Gibbons. Los autores orquestaron una trama durante la cual el piloto renunció al anillo con tal de poder pasar más tiempo con su amada Carol Ferris, ya que las misiones que
se le asignaban lo apartaban de la Tierra cada vez con más frecuencia. El puesto quedó vacante, y Coast City era un caramelo muy dulce para cualquier delincuente con poderes que quisiera arrasarla o saquearla. Entre estos, se encontraba el Mayor Desastre, al que derrotó el propio John en cuanto los Guardianes le dieron oficialmente el
puesto. Tanto Wein como su sucesor, Steve Englehart, caracterizaron al suplente de forma que fuera muy distinto de Jordan. Por ejemplo pasado cierto tiempo, se negó a llevar antifaces ni máscaras que ocultaran su verdadera identidad.
Ya establecido como Green Lantern oficial de la Tierra, los meses siguientes fueron una montaña rusa para John Stewart, que conoció a su futura esposa, Katma Tui, compatriota del malvado Sinestro, y también participó en Crisis en Tierras Infinitas como parte del ejército del Monitor. Poco después del evento, los Guardianes del Universo
abandonaron su labor para ser felices con sus amadas Zamaronas. Además, disolvieron el Cuerpo pero no dejaron sin poderes a sus agentes, que tenían total libertad para establecerse donde quisieran. John se instaló de forma fija en la Tierra junto a Katma y otros compañeros entre quienes se encontraba Hal Jordan, que había recuperado el anillo. Pero aquella época feliz tocó a su fin cuando Zafiro Estelar mató a su mujer, lo cual terminó siendo solo una de muchas desgracias. Tal vez la peor de todas fuera la destrucción de un planeta entero por culpa de un error de John. Se llamaba Xanshi, y su única superviviente se convertiría en Fatalidad, uno de los personajes que podemos ver todos los meses compartiendo aventuras con Kyle Rayner y los “Nuevos Guardianes” en la actual serie Green Lantern que publica ECC Ediciones.
La primera mitad de los años noventa fue un momento de esplendor comercial para la franquicia de Green Lantern en general. Tras el éxito de la miniserie Emerald Dawn, llegó una nueva colección mensual protagonizada por Jordan, el ya recuperado Guy Gardner y, por supuesto, John Stewart. A este le correspondió resolver una difícil
situación relacionada con Appa Ali Apsa, el único Guardián que se había quedado en Oa. Enloquecido por culpa de la soledad, el hombrecillo azul se dedicó a cosechar porciones de planetas habitados para formar una especie de tapiz o mosaico cultural que le hiciera compañía. Entre aquellos pedazos que volaron por el espacio, se encontraba Evergreen City, una apacible localidad terrícola cuyos moradores se vieron obligados a convivir con alienígenas procedentes de todo el cosmos. La fechoría de Appa propició el retorno de sus congéneres, que, en lugar de devolver las ciudades a sus respectivos mundos de origen, decidieron continuar con el experimento con John como vigilante de la ley y el orden. El planteamiento fue la génesis de una nueva serie de la franquicia, Green Lantern: Mosaic, escrita por Gerard Jones y dibujada en gran parte por Cully Hamner. En total, duró 18 entregas publicadas entre 1992 y 1993.
Un año después, la mitología de Green Lantern llegó al que se podría considerar el punto de inflexión más destacable de su historia. El avance de la editorial Image y de la moda de superhéroes más oscuros y agresivos que los tradicionales obligó a DC Comics a llamar la atención de los lectores a toda costa, lo cual incluyó matar a Superman, dejar paralítico a Batman y sustituirlo por un joven de métodos expeditivos... y también liquidar a Hal Jordan. La épica saga Crepúsculo esmeralda arrancaba cuando este, roto de dolor por la destrucción de Coast City, se sumía en una espiral de violencia que incluía matar a diversos compañeros, convertirse en el villano Parallax (que años después resultaría ser algo mucho más profundo) y destruir la Gran Batería de Poder de Oa, con lo cual los Green Lanterns se quedaron sin anillo. El único que quedaba fue a parar a manos de un terrícola novato, Kyle Rayner, el titular de la colección a partir de entonces.
Comenzó así una nueva etapa para nuestro héroe, que pasó a engrosar las filas de los Darkstars. Se trataba de una organización análoga al Cuerpo de Green Lanterns, ya que la habían fundado los Controladores, una escisión de los Guardianes del Universo que había optado por erradicar el mal en lugar de tenerlo a raya. John engrosó el reparto de la serie mensual que protagonizó el grupo durante unos años, pero la estancia en sus filas propició una nueva desgracia: quedar lisiado por culpa de Grayven, el tercer hijo de Darkseid. Postrado en una silla de ruedas durante cierto tiempo, John intentó llevar una vida civil normal hasta que Hal Jordan, que intentaba redimirse por las fechorías cometidas como Parallax sacrificándose para salvar el sol, le devolvió el uso de las piernas. Cierto tiempo después, volvió a ejercer como “suplente”, en aquella ocasión de Kyle Rayner, y engrosó así las filas de la Liga de la Justicia. La maniobra, vista en 2003 durante la época de Judd Winick como guionista de Green Lantern, tenía cierto sentido. Y es que, dos años antes, Stewart era uno de los protagonistas de la célebre serie de animación Justice League, todo un ejemplo de adaptación del cómic a la pequeña pantalla.
Una vez más, el pobre John estuvo en el candelero durante poco tiempo. En 2004, llegaron Geoff Johns, Ethan Van Sciver y Green Lantern: Renacimiento, la miniserie que volvió a modificar las reglas del juego. No en vano, supuso el regreso de Hal Jordan y también su redención, ya que resultó que la enajenación sufrida durante los años noventa había sido una posesión en toda regla orquestada por Sinestro. También volvió el Cuerpo de Green Lanterns, cuyas filas se multiplicaron por dos. Y es que, a partir de entonces, habría una pareja de agentes por cada sector espacial. Los asignados a la Tierra fueron Stewart y el propio Jordan, pero fue este último quien se convirtió en protagonista de la renovada serie Green Lantern en detrimento del antiguo arquitecto, que quedó relegado a un papel secundario. Obviamente, hubo excepciones como el episodio de La noche más oscura dibujado por Ed Benes en que se enfrentaba en solitario a un comando de zombis encabezado por Katma Tui mientras rememoraba su pasado como marine.
Al mismo tiempo, DC publicaba Green Lantern Corps, que albergaba las aventuras de los otros dos Lanterns terrícolas, Kyle Rayner y Guy Gardner. Cuando este último pasó a Emerald Warriors, su propio título, John engrosó el reparto de la serie del Cuerpo durante la etapa escrita por Tony Bedard. Para entonces, dicha colección ya tenía el protagonismo muy repartido, de modo que se convirtió en uno más de los que se enfrentaban a amenazas como, por ejemplo, el Armero, el hombre que había forjado el primer anillo de los Sinestro Corps.
Estaba claro que nuestro héroe necesitaba adquirir una mayor impor- tancia en la franquicia, y el momento llegó con el Nuevo Universo DC y con la actual Green Lantern Corps, cuya segunda entrega tienes ahora entre manos. En principio, parecía previsible que Stewart volviera a convertirse en un personaje secundario a la alargada sombra
de Guy Gardner, cuyo carisma suele destacar por encima del de sus compañeros. Sin embargo, Peter J. Tomasi era muy consciente de que John puede ser un personaje muy jugoso si se le sabe sacar partido. No en vano, es un hombre con unos valores férreos que ha sufrido muchas desgracias, pero también es un guerrero y un soldado entrenado para lanzarse a la acción. Y tiene las agallas necesarias para tomar decisiones como la del anterior volumen, donde mató a sangre fría a un compañero para que no desvelara a los Custodios los códigos de acceso al campo de fuerza de Oa. Y ahora, John afronta las consecuencias de aquella fechoría “necesaria” y debe enfrentarse a los Alpha Lanterns con ayuda de muchos compañeros suyos.
¿Y qué depara el futuro a nuestro arquitecto favorito? De momento, seguirá coprotagonizando esta colección en un momento muy delicado para el Cuerpo de Green Lanterns. Ya vemos en este volumen, y también en las últimas entregas de Green Lantern, que a los Guardianes del Universo les pasa algo. Los agentes a los que otorgaron anillos se han convertido en una molestia, sobre todo los terrícolas, y no tardarán en tomar una sucesión de decisiones polémicas que desembocarán en una nueva gran saga de la franquicia. Estate atento a las novedades de ECC Ediciones durante los próximos meses, porque el Tercer Ejército está a punto de llegar y nadie estará a salvo.
Fran San Rafael
La creación de este “Black Lantern”, pues así pretendía llamarse al principio, se debe a dos genios de la talla de Dennis O’Neil y Neal Adams, que lo insertaron en aquella gran etapa que hoy conocemos como Green Lantern / Green Arrow y que, en su día, causó un gran revuelo debido a los temas que abordaba. Policía interestelar el uno, liberal convencido el otro, estos dos amigos se embarcaron en un viaje por Estados Unidos que sirvió para denunciar los problemas que experimentaba su país a principios de los años setenta. Por supuesto, el racismo era uno de ellos. Y ahí es donde entraba John Stewart.
Cuando se publicó Green Lantern núm. 87 (1972), ya se había establecido que Hal Jordan contaba con un “suplente” por lo que pudiera pasar. Se llamaba Guy Gardner y era un profesor de instituto que, tras un desgraciado accidente, quedaba incapacitado como agente de los Guardianes. Así, el piloto de pruebas tuvo que buscar a otra persona digna de portar el anillo, y eligió a un arquitecto negro que desafiaba a las autoridades, defendía a ultranza los derechos de los suyos y, además, estaba en el paro, con lo cual tenía tiempo de sobra para entrenarse en el uso de su nuevo juguete. Durante el adiestramiento, John mostró su valía al salvar la vida de Jeremiah Clutcher, un senador que aspiraba a presidente de la primera nación del mundo, posición que pretendía ocupar explotando el racismo de sus compatriotas. Definido a la perfección en apenas unas páginas, el posible Green Lantern quedó guardado en un cajón después de aquella aventura. La semilla de la diversidad ya estaba plantada, pero aún tardaría muchos años en aflorar plenamente.
Más de una década después, el guionista Len Wein necesitaba aplicar un revulsivo a las aventuras de Hal Jordan, que por aquel entonces dibujaba el magnífico Dave Gibbons. Los autores orquestaron una trama durante la cual el piloto renunció al anillo con tal de poder pasar más tiempo con su amada Carol Ferris, ya que las misiones que
se le asignaban lo apartaban de la Tierra cada vez con más frecuencia. El puesto quedó vacante, y Coast City era un caramelo muy dulce para cualquier delincuente con poderes que quisiera arrasarla o saquearla. Entre estos, se encontraba el Mayor Desastre, al que derrotó el propio John en cuanto los Guardianes le dieron oficialmente el
puesto. Tanto Wein como su sucesor, Steve Englehart, caracterizaron al suplente de forma que fuera muy distinto de Jordan. Por ejemplo pasado cierto tiempo, se negó a llevar antifaces ni máscaras que ocultaran su verdadera identidad.
Ya establecido como Green Lantern oficial de la Tierra, los meses siguientes fueron una montaña rusa para John Stewart, que conoció a su futura esposa, Katma Tui, compatriota del malvado Sinestro, y también participó en Crisis en Tierras Infinitas como parte del ejército del Monitor. Poco después del evento, los Guardianes del Universo
abandonaron su labor para ser felices con sus amadas Zamaronas. Además, disolvieron el Cuerpo pero no dejaron sin poderes a sus agentes, que tenían total libertad para establecerse donde quisieran. John se instaló de forma fija en la Tierra junto a Katma y otros compañeros entre quienes se encontraba Hal Jordan, que había recuperado el anillo. Pero aquella época feliz tocó a su fin cuando Zafiro Estelar mató a su mujer, lo cual terminó siendo solo una de muchas desgracias. Tal vez la peor de todas fuera la destrucción de un planeta entero por culpa de un error de John. Se llamaba Xanshi, y su única superviviente se convertiría en Fatalidad, uno de los personajes que podemos ver todos los meses compartiendo aventuras con Kyle Rayner y los “Nuevos Guardianes” en la actual serie Green Lantern que publica ECC Ediciones.
La primera mitad de los años noventa fue un momento de esplendor comercial para la franquicia de Green Lantern en general. Tras el éxito de la miniserie Emerald Dawn, llegó una nueva colección mensual protagonizada por Jordan, el ya recuperado Guy Gardner y, por supuesto, John Stewart. A este le correspondió resolver una difícil
situación relacionada con Appa Ali Apsa, el único Guardián que se había quedado en Oa. Enloquecido por culpa de la soledad, el hombrecillo azul se dedicó a cosechar porciones de planetas habitados para formar una especie de tapiz o mosaico cultural que le hiciera compañía. Entre aquellos pedazos que volaron por el espacio, se encontraba Evergreen City, una apacible localidad terrícola cuyos moradores se vieron obligados a convivir con alienígenas procedentes de todo el cosmos. La fechoría de Appa propició el retorno de sus congéneres, que, en lugar de devolver las ciudades a sus respectivos mundos de origen, decidieron continuar con el experimento con John como vigilante de la ley y el orden. El planteamiento fue la génesis de una nueva serie de la franquicia, Green Lantern: Mosaic, escrita por Gerard Jones y dibujada en gran parte por Cully Hamner. En total, duró 18 entregas publicadas entre 1992 y 1993.
Un año después, la mitología de Green Lantern llegó al que se podría considerar el punto de inflexión más destacable de su historia. El avance de la editorial Image y de la moda de superhéroes más oscuros y agresivos que los tradicionales obligó a DC Comics a llamar la atención de los lectores a toda costa, lo cual incluyó matar a Superman, dejar paralítico a Batman y sustituirlo por un joven de métodos expeditivos... y también liquidar a Hal Jordan. La épica saga Crepúsculo esmeralda arrancaba cuando este, roto de dolor por la destrucción de Coast City, se sumía en una espiral de violencia que incluía matar a diversos compañeros, convertirse en el villano Parallax (que años después resultaría ser algo mucho más profundo) y destruir la Gran Batería de Poder de Oa, con lo cual los Green Lanterns se quedaron sin anillo. El único que quedaba fue a parar a manos de un terrícola novato, Kyle Rayner, el titular de la colección a partir de entonces.
Comenzó así una nueva etapa para nuestro héroe, que pasó a engrosar las filas de los Darkstars. Se trataba de una organización análoga al Cuerpo de Green Lanterns, ya que la habían fundado los Controladores, una escisión de los Guardianes del Universo que había optado por erradicar el mal en lugar de tenerlo a raya. John engrosó el reparto de la serie mensual que protagonizó el grupo durante unos años, pero la estancia en sus filas propició una nueva desgracia: quedar lisiado por culpa de Grayven, el tercer hijo de Darkseid. Postrado en una silla de ruedas durante cierto tiempo, John intentó llevar una vida civil normal hasta que Hal Jordan, que intentaba redimirse por las fechorías cometidas como Parallax sacrificándose para salvar el sol, le devolvió el uso de las piernas. Cierto tiempo después, volvió a ejercer como “suplente”, en aquella ocasión de Kyle Rayner, y engrosó así las filas de la Liga de la Justicia. La maniobra, vista en 2003 durante la época de Judd Winick como guionista de Green Lantern, tenía cierto sentido. Y es que, dos años antes, Stewart era uno de los protagonistas de la célebre serie de animación Justice League, todo un ejemplo de adaptación del cómic a la pequeña pantalla.
Una vez más, el pobre John estuvo en el candelero durante poco tiempo. En 2004, llegaron Geoff Johns, Ethan Van Sciver y Green Lantern: Renacimiento, la miniserie que volvió a modificar las reglas del juego. No en vano, supuso el regreso de Hal Jordan y también su redención, ya que resultó que la enajenación sufrida durante los años noventa había sido una posesión en toda regla orquestada por Sinestro. También volvió el Cuerpo de Green Lanterns, cuyas filas se multiplicaron por dos. Y es que, a partir de entonces, habría una pareja de agentes por cada sector espacial. Los asignados a la Tierra fueron Stewart y el propio Jordan, pero fue este último quien se convirtió en protagonista de la renovada serie Green Lantern en detrimento del antiguo arquitecto, que quedó relegado a un papel secundario. Obviamente, hubo excepciones como el episodio de La noche más oscura dibujado por Ed Benes en que se enfrentaba en solitario a un comando de zombis encabezado por Katma Tui mientras rememoraba su pasado como marine.
Al mismo tiempo, DC publicaba Green Lantern Corps, que albergaba las aventuras de los otros dos Lanterns terrícolas, Kyle Rayner y Guy Gardner. Cuando este último pasó a Emerald Warriors, su propio título, John engrosó el reparto de la serie del Cuerpo durante la etapa escrita por Tony Bedard. Para entonces, dicha colección ya tenía el protagonismo muy repartido, de modo que se convirtió en uno más de los que se enfrentaban a amenazas como, por ejemplo, el Armero, el hombre que había forjado el primer anillo de los Sinestro Corps.
Estaba claro que nuestro héroe necesitaba adquirir una mayor impor- tancia en la franquicia, y el momento llegó con el Nuevo Universo DC y con la actual Green Lantern Corps, cuya segunda entrega tienes ahora entre manos. En principio, parecía previsible que Stewart volviera a convertirse en un personaje secundario a la alargada sombra
de Guy Gardner, cuyo carisma suele destacar por encima del de sus compañeros. Sin embargo, Peter J. Tomasi era muy consciente de que John puede ser un personaje muy jugoso si se le sabe sacar partido. No en vano, es un hombre con unos valores férreos que ha sufrido muchas desgracias, pero también es un guerrero y un soldado entrenado para lanzarse a la acción. Y tiene las agallas necesarias para tomar decisiones como la del anterior volumen, donde mató a sangre fría a un compañero para que no desvelara a los Custodios los códigos de acceso al campo de fuerza de Oa. Y ahora, John afronta las consecuencias de aquella fechoría “necesaria” y debe enfrentarse a los Alpha Lanterns con ayuda de muchos compañeros suyos.
¿Y qué depara el futuro a nuestro arquitecto favorito? De momento, seguirá coprotagonizando esta colección en un momento muy delicado para el Cuerpo de Green Lanterns. Ya vemos en este volumen, y también en las últimas entregas de Green Lantern, que a los Guardianes del Universo les pasa algo. Los agentes a los que otorgaron anillos se han convertido en una molestia, sobre todo los terrícolas, y no tardarán en tomar una sucesión de decisiones polémicas que desembocarán en una nueva gran saga de la franquicia. Estate atento a las novedades de ECC Ediciones durante los próximos meses, porque el Tercer Ejército está a punto de llegar y nadie estará a salvo.
Fran San Rafael