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Dr. Manhattan, o el vigilante omnipresente

Durante el mes de diciembre del pasado año se produjo el desembarco de Antes de Watchmen en España, a través de las series limitadas protagonizadas por Espectro de Seda, Búho Nocturno, El Comediante, Ozymandias y los Minutemen: cuatro personajes y un grupo de justicieros de vital importancia dentro del esquema argumental de Watchmen, obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons a partir de la cual se desarrolló esta línea de cómics. Pero puestos a señalar a los integrantes más ilustres del reparto coral ideado por el guionista de Northampton, es muy probable que buena parte de los lectores se acuerden de Rorschach y el Dr. Manhattan. Personajes que –como no podía ser de otro modo–, también participan en este evento editorial, a través de dos nuevas series limitadas disponibles desde el 1 de febrero.

Considerando que el lanzamiento de ambas colecciones merece atención individualizada, a tal efecto hemos optado por publicar dos artículos, comenzando por éste, centrado en Antes de Watchmen: Dr. Mahattan. Título en el que también participa J. Michael Straczynski, uno de los grandes “arquitectos” de este proyecto de DC Comics, que abordó desde la admiración a la obra original: “Al igual muchos otros lectores, considero Watchmen como uno de mis libros preferidos, y una de las mejores obras hechas en el campo del cómic (mi otro tebeo favorito es ¿Qué fue del Hombre del Mañana?, también de Alan Moore)”. Desde ese mismo respeto, abordó la figura de Jon Osterman, por avatares del destino convertido en un ser casi omnipotente cuyas extraordinarias facultades le permiten observar los acontecimientos relatados por Moore y Gibbons desde una óptica realmente atípica: “El Dr. Manhattan es consciente de todo cuanto hace, bien o mal, en cada instante de su vida, simultáneamente. Vive en un estado constante de autorreflexión, maldecido por el conocimiento de los límites del libre albedrío de un universo cuántico... lo que no deja de ser un contraste fascinante para alguien tan poderoso como él”.

El potencial filosófico y las implicaciones científicas del personaje surgieron durante el desarrollo conceptual de Watchmen; un proceso de investigación y documentación que llevaron a Moore a desechar la idea de reutilizar al Capitán Atom –personaje clásico de Charlton Comics– en beneficio de una visión actualizada, pulida a base de investigar sobre física cuántica y nuclear: “Alguien que existiera en un universo cuántico podría no ver el tiempo del mismo modo lineal en que nosotros lo vemos (...) Si alguien tuviera esa percepción, no podría albergar los mismos sentimientos respecto a la importancia de las relaciones humanas”. Es precisamente esta peculiaridad la que da pie a que la miniserie protagonizada por el Dr. Manhattan presente una significativa diferencia narrativa respecto a otros títulos de esta línea: ¿Cómo relatar aquello que sucedió antes de Watchmen desde la perspectiva de quien experimenta pasado, presente y futuro de forma simultánea? La respuesta, en las páginas de esta primera entrega...

Una respuesta plasmada sobre el papel por el mismísimo Adam Hughes: reputado historietista y portadista que, desgraciadamente, no se prodiga demasiado a la hora de dibujar páginas interiores. Consciente de esa circunstancia, Straczynski valoraba del siguiente modo cómo las habilidades de su compañero de equipo creativo repercutían en el resultado final: “Hay una fluidez en su trabajo que proporciona un contraste al Dr. Manhattan, quien, si no se es cuidadoso, puede llegar a parecer demasiado rígido. También se aprecia una inteligencia en los ojos de sus personajes que creo que funcionará muy bien en esta serie... una humanidad que resultará especialmente útil conforme nos adentremos en la historia de Jon”.

Hughes –a quien los lectores de ECC Ediciones recordarán por sus portadas para Fabulosas, o por su participación en el tomo Fábulas: Heredar el viento–, también aceptó el encargo desde el respeto y la admiración, reconociendo a Alan Moore como uno de sus escritores preferidos, y señalando lo intimidatorio que inicialmente resultó suceder al artífice gráfico de la obra original: ”Espero hacer justicia al brillante arte de Dave Gibbons: es uno de los más grandes ilustradores que jamás han trabajado en el campo de los cómics”. Pero cualquier atisbo de duda o temor se difumina a la hora de valorar la experiencia de dibujar los guiones escritos por Straczynski: “Está siendo realmente divertido (...) Me encanta su trabajo, definitivamente sabe cómo construir historias asombrosas. Así que tengo la sensación de que tanto yo como el lector estamos en buenas manos”. Una impresión que, tras leer la primera entrega de esta serie limitada –que nos acompañará durante tres meses más– , seguro que será compartida por los lectores españoles.