John Stewart, Fatalidad y el resto del reparto habitual de Green Lantern Corps empieza este volumen afrontando las consecuencias de Apagón, el cruce editorial (publicado por ECC Ediciones en un solo volumen) que puso patas arriba la franquicia. Con Mogo como nueva base, con Hal Jordan como líder y con el conocimiento de que la energía del espectro emocional es finita, nuestros protagonistas deben afrontar por si fuera poco la amenaza de dos de las razas más peligrosas del universo: los khunds y los durlanos.
Igual que ocurriera en la anterior entrega de la serie, el guionista Van Jensen comparte tarea con Robert Venditti, al menos durante los primeros episodios. Es por esto por lo que las tramas están directamente relacionadas con los hechos que leemos mes a mes en Green Lantern, donde Hal Jordan también se las está viendo con los khunds mientras sufre las maquinaciones de cierto durlano.
El grueso de la parte gráfica recae una vez más en Bernard Chang, que ya demostró en el cuarto volumen que era perfectamente capaz de plasmar el tono cósmico de la colección. No obstante, también contamos con la aportación de otros autores como el galés Neil Edwards o dos primeras espadas de DC Entertainment. El primero de ellos es Chris Batista, conocido de sobra por su participación en 52 y por proyectos más recientes como Legión: Origen o Booster Gold, por mencionar solo dos. El segundo es Scott Kolins, dibujante de la mítica etapa de Geoff Johns al frente de Flash, que, durante los últimos tiempos, se está ocupando de Larfleeze, la serie donde el peculiar Orange Lantern vive aventuras propias todos los meses de la mano de los apropiadísimos Keith Giffen y J.M. DeMatteis. Y dado este reciente currículo, no es de extrañar que sea un sustituto de lujo perfectamente capaz de enmendar la ausencia de Chang.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de Green Lantern Corps núm. 5.
Igual que ocurriera en la anterior entrega de la serie, el guionista Van Jensen comparte tarea con Robert Venditti, al menos durante los primeros episodios. Es por esto por lo que las tramas están directamente relacionadas con los hechos que leemos mes a mes en Green Lantern, donde Hal Jordan también se las está viendo con los khunds mientras sufre las maquinaciones de cierto durlano.
El grueso de la parte gráfica recae una vez más en Bernard Chang, que ya demostró en el cuarto volumen que era perfectamente capaz de plasmar el tono cósmico de la colección. No obstante, también contamos con la aportación de otros autores como el galés Neil Edwards o dos primeras espadas de DC Entertainment. El primero de ellos es Chris Batista, conocido de sobra por su participación en 52 y por proyectos más recientes como Legión: Origen o Booster Gold, por mencionar solo dos. El segundo es Scott Kolins, dibujante de la mítica etapa de Geoff Johns al frente de Flash, que, durante los últimos tiempos, se está ocupando de Larfleeze, la serie donde el peculiar Orange Lantern vive aventuras propias todos los meses de la mano de los apropiadísimos Keith Giffen y J.M. DeMatteis. Y dado este reciente currículo, no es de extrañar que sea un sustituto de lujo perfectamente capaz de enmendar la ausencia de Chang.
Fran San Rafael
Artículo publicado originalmente en las páginas de Green Lantern Corps núm. 5.