Acabamos de asistir al regreso de Superman a la acción después de los acontecimientos conocidos como Un año después. Un Superman sin poderes, un Clark Kent con su carrera periodística en horas bajas... Pero, como hemos visto, no hay obstáculo para el Hombre de Acero cuando el mundo lo necesita, y al final de estas páginas ya hemos dejado a Superman con sus poderes recuperados por completo y hasta con una nueva Fortaleza de la Soledad a la vieja usanza: en el Ártico.
Así, la historia de Superman: Hacia el infinito se ubica justo después del final de 52. Con los héroes de vuelta al cuadrilátero, el Universo DC experimentó un período de relativa paz hasta la siguiente y última crisis (Crisis Final), pero... ¿cómo le fue al Hombre de Acero durante ese período y qué ocurrió en sus colecciones? Vamos a hacer un pequeño repaso a lo más importante.
En la cabecera que lleva su nombre, Superman quedó en manos de Kurt Busiek, Carlos Pacheco y Jesús Merino en una saga que se tituló La caída de Camelot y que podéis encontrar reeditada por ECC Ediciones en un solo volumen. Épica y filosófica a partes iguales, la historia arrancaba con una premisa inquietante: ¿y si Superman, en su intento de proteger a la humanidad, estuviera poniéndola en un irremisible peligro y pudiera ser incluso causante de su exterminio? Ese era el mensaje que le traía el hechicero Arión de Atlantis tras una visión del futuro de la Tierra, lo que daba comienzo a una cuenta atrás para que el Hombre de Acero abandonara su cruzada sin fin en pos de la verdad y la justicia. El excepcional guion planteó no solo semejante dilema moral para nuestro kryptoniano amigo, sino que nos dejó villanos tan interesantes y tridimensionales como Khyber o Proyecto 17 (otro alienígena que servía como reflejo oscuro del superhéroe). Y además, permitió que el tándem español a los lápices y las tintas creara un auténtico espectáculo visual cuidado al más mínimo detalle.
Al mismo tiempo, Action Comics nos brindó una historia en tres partes que no requiere especial mención, pero sí la saga que comenzó a partir del número 844. Hablamos de Último hijo, la historia escrita por Geoff Johns y coescrita nada menos que por Richard Donner, director de la primera de las cuatro películas protagonizadas por Christopher Reeve entre 1978 y 1987 y tan influyentes en la historia de Superman.
Para Último hijo se recuperaron muchos conceptos del Superman cinematográfico de Donner que se incorporaron a la continuidad del personaje en el cómic. No solo se man- tuvo la Fortaleza de la Soledad de columnas de cristal kryptoniano como la que hemos visto a Superman construir al final de este número, sino que incluso los villanos de la saga fueron el General Zod, Ursa y Non. Con una historia muy similar a la de la película, el general escapaba de la Zona Fantasma y llegaba a la Tierra para vengarse del hijo de su carcelero, Jor-El. En aquella revisión del clásico, el ahora bruto y descerebrado Non había sido en el pasado el más inteligente científico de Krypton e incluso mentor de Jor-El, y fue injustamente lobotomizado por orden del Consejo Kryptoniano y convertido en una mole sin raciocinio. Y Ursa no solo era la fiel lugarteniente de Zod, sino también la madre de su hijo, Lor-Zod, personaje eje de toda la saga. Al pobre Lor-Zod –nacido en la Zona Fantasma– lo enviaban a la Tierra como baliza de escape para los tres villanos, y aquí terminaba siendo adoptado por Clark Kent y Lois Lane, quienes lo harían pasar por un familiar camuflándolo con un par de gafas y bajo el nombre de Christopher Kent. Chris terminaría siendo clave en la derrota de Zod y sus secuaces, aunque para ello tuvo que sacrificarse a regresar a la Zona Fantasma. Volvería más adelante durante la saga Nuevo Krypton, asumiendo la identidad del héroe legendario kryptoniano conocido como Nightwing.
Pero paralelamente a la continuidad, dos colecciones desarrolladas durante este período merecen ser debidamente mencionadas. Una de ellas es All-Star Superman (también reeditada por ECC Ediciones), la serie de Grant Morrison y Frank Quitely en la que el Hombre de Acero se enfrentaba a su mayor desafío: su muerte irremediable por una sobrecarga de energía solar provocada por un ardid de Lex Luthor. La historia combinó hábilmente la mitología clásica del personaje con tierras paralelas y mitología griega, y reinterpretó de forma sumamente original a personajes como Bizarro, Juicio Final o Jimmy Olsen, creando también algunos nuevos para la ocasión. Todo ello sin descuidar la trama principal y el tierno romance de Superman y Lois Lane, culminando con un clímax épico que cerraba la historia de forma redonda.
Y por otro lado encontramos Superman Confidential, una colección que duró tan solo 14 números y por la que pasaron diversos equipos creativos que desarrollaron sus historias sin las ataduras de la continuidad. La más destacable fue la saga conocida como Kryptonita, de Darwyn Cooke y Tim Sale. Aquella aventura mostraba a un Superman que apenas llevaba unos meses de vida pública, que no conocía toda la verdad sobre su origen extraterrestre, y mucho menos el nocivo efecto que la kryptonita ejercía sobre su organismo. Un enorme meteorito de kryptonita se convertía en esta ocasión no solo en un elemento recurrente de la historia, sino en un personaje en sí mismo que narraba los acontecimientos y que propiciaba el sorprendente giro final de la saga: que en su interior habitaba un extraterrestre que había sido testigo de la destrucción de Krypton y terminaba obsequiando a Superman con uno de los mejores regalos imaginables: el conocimiento de que sus padres no lo abandonaron a su suerte en la Tierra, sino que le salvaron la vida en un sacrificio de amor sin parangón.
Todo esto sucedía en la época en la que se desarrolló la historia que contiene este tomo, Superman: Hacia el infinito, pero después ocurriría mucho más. La Crisis Final daría paso a otros eventos, y tras Flashpoint, en 2011 el Universo DC se reiniciaba por completo dando paso a lo que ya conocéis como el Nuevo Universo DC. Ahí es donde podemos encontrar la nueva versión del Hombre de Acero que actualmente está en vigor. Pero esa es una historia que no os vamos a contar; tan solo tenéis que seguirla mes a mes en la colección Superman.
Javier Olivares Tolosa
Así, la historia de Superman: Hacia el infinito se ubica justo después del final de 52. Con los héroes de vuelta al cuadrilátero, el Universo DC experimentó un período de relativa paz hasta la siguiente y última crisis (Crisis Final), pero... ¿cómo le fue al Hombre de Acero durante ese período y qué ocurrió en sus colecciones? Vamos a hacer un pequeño repaso a lo más importante.
En la cabecera que lleva su nombre, Superman quedó en manos de Kurt Busiek, Carlos Pacheco y Jesús Merino en una saga que se tituló La caída de Camelot y que podéis encontrar reeditada por ECC Ediciones en un solo volumen. Épica y filosófica a partes iguales, la historia arrancaba con una premisa inquietante: ¿y si Superman, en su intento de proteger a la humanidad, estuviera poniéndola en un irremisible peligro y pudiera ser incluso causante de su exterminio? Ese era el mensaje que le traía el hechicero Arión de Atlantis tras una visión del futuro de la Tierra, lo que daba comienzo a una cuenta atrás para que el Hombre de Acero abandonara su cruzada sin fin en pos de la verdad y la justicia. El excepcional guion planteó no solo semejante dilema moral para nuestro kryptoniano amigo, sino que nos dejó villanos tan interesantes y tridimensionales como Khyber o Proyecto 17 (otro alienígena que servía como reflejo oscuro del superhéroe). Y además, permitió que el tándem español a los lápices y las tintas creara un auténtico espectáculo visual cuidado al más mínimo detalle.
Al mismo tiempo, Action Comics nos brindó una historia en tres partes que no requiere especial mención, pero sí la saga que comenzó a partir del número 844. Hablamos de Último hijo, la historia escrita por Geoff Johns y coescrita nada menos que por Richard Donner, director de la primera de las cuatro películas protagonizadas por Christopher Reeve entre 1978 y 1987 y tan influyentes en la historia de Superman.
Para Último hijo se recuperaron muchos conceptos del Superman cinematográfico de Donner que se incorporaron a la continuidad del personaje en el cómic. No solo se man- tuvo la Fortaleza de la Soledad de columnas de cristal kryptoniano como la que hemos visto a Superman construir al final de este número, sino que incluso los villanos de la saga fueron el General Zod, Ursa y Non. Con una historia muy similar a la de la película, el general escapaba de la Zona Fantasma y llegaba a la Tierra para vengarse del hijo de su carcelero, Jor-El. En aquella revisión del clásico, el ahora bruto y descerebrado Non había sido en el pasado el más inteligente científico de Krypton e incluso mentor de Jor-El, y fue injustamente lobotomizado por orden del Consejo Kryptoniano y convertido en una mole sin raciocinio. Y Ursa no solo era la fiel lugarteniente de Zod, sino también la madre de su hijo, Lor-Zod, personaje eje de toda la saga. Al pobre Lor-Zod –nacido en la Zona Fantasma– lo enviaban a la Tierra como baliza de escape para los tres villanos, y aquí terminaba siendo adoptado por Clark Kent y Lois Lane, quienes lo harían pasar por un familiar camuflándolo con un par de gafas y bajo el nombre de Christopher Kent. Chris terminaría siendo clave en la derrota de Zod y sus secuaces, aunque para ello tuvo que sacrificarse a regresar a la Zona Fantasma. Volvería más adelante durante la saga Nuevo Krypton, asumiendo la identidad del héroe legendario kryptoniano conocido como Nightwing.
Pero paralelamente a la continuidad, dos colecciones desarrolladas durante este período merecen ser debidamente mencionadas. Una de ellas es All-Star Superman (también reeditada por ECC Ediciones), la serie de Grant Morrison y Frank Quitely en la que el Hombre de Acero se enfrentaba a su mayor desafío: su muerte irremediable por una sobrecarga de energía solar provocada por un ardid de Lex Luthor. La historia combinó hábilmente la mitología clásica del personaje con tierras paralelas y mitología griega, y reinterpretó de forma sumamente original a personajes como Bizarro, Juicio Final o Jimmy Olsen, creando también algunos nuevos para la ocasión. Todo ello sin descuidar la trama principal y el tierno romance de Superman y Lois Lane, culminando con un clímax épico que cerraba la historia de forma redonda.
Y por otro lado encontramos Superman Confidential, una colección que duró tan solo 14 números y por la que pasaron diversos equipos creativos que desarrollaron sus historias sin las ataduras de la continuidad. La más destacable fue la saga conocida como Kryptonita, de Darwyn Cooke y Tim Sale. Aquella aventura mostraba a un Superman que apenas llevaba unos meses de vida pública, que no conocía toda la verdad sobre su origen extraterrestre, y mucho menos el nocivo efecto que la kryptonita ejercía sobre su organismo. Un enorme meteorito de kryptonita se convertía en esta ocasión no solo en un elemento recurrente de la historia, sino en un personaje en sí mismo que narraba los acontecimientos y que propiciaba el sorprendente giro final de la saga: que en su interior habitaba un extraterrestre que había sido testigo de la destrucción de Krypton y terminaba obsequiando a Superman con uno de los mejores regalos imaginables: el conocimiento de que sus padres no lo abandonaron a su suerte en la Tierra, sino que le salvaron la vida en un sacrificio de amor sin parangón.
Todo esto sucedía en la época en la que se desarrolló la historia que contiene este tomo, Superman: Hacia el infinito, pero después ocurriría mucho más. La Crisis Final daría paso a otros eventos, y tras Flashpoint, en 2011 el Universo DC se reiniciaba por completo dando paso a lo que ya conocéis como el Nuevo Universo DC. Ahí es donde podemos encontrar la nueva versión del Hombre de Acero que actualmente está en vigor. Pero esa es una historia que no os vamos a contar; tan solo tenéis que seguirla mes a mes en la colección Superman.
Javier Olivares Tolosa