Los dos números de Antes de Watchmen dedicados a Moloch, el Místico, se anunciaron con posterioridad a los cómics iniciales. Adversario de los Minutemen, Moloch es ya un anciano cuando transcurre la acción de Watchmen y termina sus días asesinado por Adrian Veidt (alias Ozymandias). La muerte de Moloch, además de encubrir su plan, servirá para incriminar a Rorschach, arrestado tras hallar su cadáver. Con esto, muchos considerarían a Moloch una figura anecdótica o secundaria, quizá incluso un engranaje menor del mecanismo de precisión que es Watchmen. No obstante, su trasfondo de “mago clásico” –como el de Mandrake o Zatanna– le volvía muy especial para J. Michael Straczynski. Él explica que le fascina Edgar Jacobi por su evolución vital: de niño monstruoso, rechazado por sus padres y por casi todo el mundo, a mago adolescente, luego a jefe del crimen organizado y finalmente a arrepentido católico. “Eso es un viaje de mil demonios”, manifiesta abiertamente el escritor. Un protagonista atormentado y visceral... e idóneo para el dibujante argentino Eduardo Risso, que ya conoce a unos cuantos por sus colaboraciones con Brian Azzarello.
En sus presuntos tiempos de gloria, los Minutemen se enfrentaron a él en varias ocasiones y la que aquí aparece nos permite conocer la procedencia del “Espejo Solar”... Un artefacto que está en la sede del grupo durante el brutal intento de violación que sufre Sally Jupiter (Espectro de Seda I) por parte del Comediante. Esto decía Hollis Mason en su libro, Bajo la capucha, a propósito de Moloch: “Con el tiempo, los [Minutemen] que quedamos ya ni siquiera combatíamos el crimen. No era interesante. Los villanos contra los que habíamos luchado estaban en prisión o se dedicaban a actividades con menos glamour. Por ejemplo, Moloch, que había debutado con su espectáculo de magia a los 17 años y luego se había convertido en un gran criminal tan ingenioso como extravagante gracias a sus contactos en el mundo de los clubes nocturnos, pasó a finales de la década de los cuarenta a centrarse en delitos que no requerían ninguna implicación personal, como la droga, el fraude financiero y los antros de malvivir”. Uno de esos antros es el que ataca el Dr. Manhattan en 1960 para meter a Moloch entre rejas de nuevo, hacia el final de este capítulo. El mismo Manhattan evoca el asalto en la pág. 14 del núm. 4 de Watchmen. Allí solo ocupa una viñeta y aquí se desarrolla... con el objetivo de recalcar que la figura de Manhattan fue una de las grandes (des)motivaciones que llevaron a Moloch a abandonar su carrera criminal. Él mismo confiesa en presidio, entre estas páginas, que sus enfrentamientos con Ozymandias o el Comediante le dejan con la sensación de que nada es lo que era antes de la aparición del dios azulado. Pero entonces... ¿cuál será la naturaleza exacta de su nueva relación con Ozymandias, que empieza en la página que cierra este número? Lo que Watchmen sugirió cobrará vida en el siguiente y último episodio de Antes de Watchmen: Moloch.
Felip Tobar
En sus presuntos tiempos de gloria, los Minutemen se enfrentaron a él en varias ocasiones y la que aquí aparece nos permite conocer la procedencia del “Espejo Solar”... Un artefacto que está en la sede del grupo durante el brutal intento de violación que sufre Sally Jupiter (Espectro de Seda I) por parte del Comediante. Esto decía Hollis Mason en su libro, Bajo la capucha, a propósito de Moloch: “Con el tiempo, los [Minutemen] que quedamos ya ni siquiera combatíamos el crimen. No era interesante. Los villanos contra los que habíamos luchado estaban en prisión o se dedicaban a actividades con menos glamour. Por ejemplo, Moloch, que había debutado con su espectáculo de magia a los 17 años y luego se había convertido en un gran criminal tan ingenioso como extravagante gracias a sus contactos en el mundo de los clubes nocturnos, pasó a finales de la década de los cuarenta a centrarse en delitos que no requerían ninguna implicación personal, como la droga, el fraude financiero y los antros de malvivir”. Uno de esos antros es el que ataca el Dr. Manhattan en 1960 para meter a Moloch entre rejas de nuevo, hacia el final de este capítulo. El mismo Manhattan evoca el asalto en la pág. 14 del núm. 4 de Watchmen. Allí solo ocupa una viñeta y aquí se desarrolla... con el objetivo de recalcar que la figura de Manhattan fue una de las grandes (des)motivaciones que llevaron a Moloch a abandonar su carrera criminal. Él mismo confiesa en presidio, entre estas páginas, que sus enfrentamientos con Ozymandias o el Comediante le dejan con la sensación de que nada es lo que era antes de la aparición del dios azulado. Pero entonces... ¿cuál será la naturaleza exacta de su nueva relación con Ozymandias, que empieza en la página que cierra este número? Lo que Watchmen sugirió cobrará vida en el siguiente y último episodio de Antes de Watchmen: Moloch.
Felip Tobar