Otro miércoles lluvioso. Llevamos toda la tarde haciendo recados en un coche prestado y nos vamos a casa después de la última parada: la Fat Jack's Comic Crypt del centro de Filadelfia. Viajo en el asiento del acompañante y río entre dientes como los monos.
–¿De qué te ríes? –pregunta mi novia igual que cuando a uno le preocupa la salud mental de alguien.
Con mi mejor voz de imitador de narrador solemne, leo en voz alta: “Mientras habla, empieza a cámara lenta una INVASIÓN GENERALIZADA DE LA REALIDAD. Unas máquinas mayores que CIUDADES surgen del VACÍO y se ANCLAN a los montones de basura del LIMBO”.
–No pone eso –dice con un sonrisa realista.
Paso la página y continúo: “Los ejércitos espectrales se enfrentan en los campos de batalla del LIMBO, la extraña avanzadilla final de la CREACIÓN. Los OLVIDADOS contra
QUIENES AÚN NO EXISTEN. Como en un sueño que se recuerda a medias. Se han quebrantado todas las normas de la Creación”.
–Que no pone eso –repite mientras se ríe por lo bajo.
“Y entonces, Superman grita: ‘¡Hay 52 MUNDOS en la superestructura multiversal! ¡Avisa a todo el mundo como si fueras Paul Revere, que alertó de la llegada de los británicos a la Colonia! ¡Diles que ya viene Mandrakk! ¡YO INTENTARÉ CERRAR ESTE AGUJERO PARA SIEMPRE!’.”
–Caray. ¿Y eso es un cómic de Superman? ¿La gente lee eso? –Es Superman Beyond 3D núm. 2, que forma parte de la miniserie Crisis Final, el título más vendido de DC en estos momentos.
Nos hemos parado en un semáforo en rojo que nunca se pone en verde, así que le enseño el cómic, y empieza a reírse también. ¿Cuántos años tenemos? 38 los dos. Pero en este momento, parece que yo tenga 12 y que esté leyendo en voz alta Crisis en Tierras Infinitas. Después de clase, he ido a Comic Plus, en Pomona (California), con mis amigos de octavo curso, cortesía de la benévola supermadre de Kevin Kolodziej, y ahora volvemos a casa. O mucho después, a los 28, leo en voz alta por teléfono a un amigo de la universidad unos bocadillos fantásticos de un desgastado ejemplar de New Gods o (no lo recuerdo) Jimmy Olsen, Superman’s Best Friend. Acabo de encontrarlo en Another World Comics, en Eagle Rock (California). El entusiasta narrador está describiendo a los Jóvenes Eternos, los tecnohippies de Jack Kirby que viven en armonía en un psicodélico pueblo arbóreo que está en las afueras de Metropolis.
Esa risa es la respuesta involuntaria a la dicha, la fascinación o el gozo propios del asombro inicial, al encuentro incrédulo con una idea o imagen de un cómic que lo supera todo, una cosa tan RARA, tan GRANDE y tan CIERTA que no puedes creer que lo hayan publicado de verdad. Es lo que ocurre en este momento, mientras esperamos a que cambie el dichoso semáforo, mientras pasamos la página y llegamos a la parte en que el Capitán Adam demuestra la superposición cuántica y, entonces, Superman extiende la mano y atraviesa... En fin, averiguaréis muy pronto qué atraviesa exactamente. Me limito a decir que he disfrutado con momentos así desde que leo cómics, y ya hace mucho tiempo, y nadie me ha proporcionado más por número durante 20 años que Grant Morrison, desde Animal Man, La Patrulla Condenada y Flex Mentallo (la obertura de Crisis Final) hasta New X-Men, JLA y All-Star Superman. Pero Crisis Final es su momento más grandioso hasta la fecha, un fragmento desgarrador de la historia del Universo DC en que se produce el conflicto supremo. No se trata de si ganará Superman o Darkseid (lo cual también está ahí), sino de lo realmente importante: ¡la Creación contra la No Creación! ¡El Ser contra el No Ser! ¡¡¡El Universo contra...!!!
Crisis Final es un inmenso logro de la imaginación y el arte del siglo XXI en los medios comerciales y funciona en un sinfín de sentidos, demasiados para que los enumere aquí. Es tan buena que, aunque forme parte de una saga continua que se ha narrado durante años y que afecta a un sinfín de personajes, se puede seguir el argumento y disfrutar con las ideas, los diálogos y el puro espectáculo de los hechos que ascienden en espiral desde lo más bajo hasta lo trascendente aunque no estés familiarizado con lo ocurrido anteriormente. (Por supuesto, hay anotaciones detalladas en Internet sobre referencias al odio de Darkseid por la música, a la tierra paralela de donde procede Nubia, a de dónde procede el Cuerno de las Maravillas, etc.) Claro está que con los cómics de DC siempre ha sido así: no siempre lo sabes todo sobre todos, a veces te pierdes cosas y otras veces no te das cuenta de lo ocurrido hasta más adelante. (Lo mismo puede decirse de la vida en el mundo real, la verdad.) Crisis Final continúa esa tradición; pero como veréis, lo hace en dosis más altas, con un tono distinto, con una señal más densa de lo habitual, una que refleja el mundo en que vivimos, donde hay muchas cosas que van fatal al mismo tiempo, donde los titulares hablan a gritos de catástrofes, disturbios, muerte, colapso y apocalipsis.
Tal vez por eso sea la obra de un genio audaz, por encima de su elegante arquitectura, de su abrumadora capacidad de asombrar y del virtuosismo gráfico de J.G. Jones y Doug Mahnke: por cómo nos demuestra, sentados en un coche, un camino que nos aleja de la situación actual, del cataclis- mo económico, de las guerras horrendas e interminables, de los riesgos medioambientales y de los semáforos en rojo que no se ponen en verde. Nos está alucinando totalmente el espacio imaginativo, progresivo y psicodélico de un cómic de superhéroes. Y eso nos hace reír. Tarareamos una canción más rica y alegre. Entonces, el semáforo cambia y nos vamos.
Cerrando el agujero para siempre.
Jay Babcock
Jay Babcock es el editor y director editorial de Arthur, la revista bimestral gratuita de “contracultura casera” y “revista de moda” de 2005 según Rolling Stone. Entre sus colaboradores se encuentran Alan Moore, Paul Pope, el escritor Douglas Rushkoff, los músicos Thurston Moore (de Sonic Youth), David Byrne (de Talking Heads) y muchos más. Sus artículos sobre música, cultura e ideas se han publicado durante los últimos 15 años en Mojo, Vibe, The Washington Post, Los Angeles Times y LAWeekly.
–¿De qué te ríes? –pregunta mi novia igual que cuando a uno le preocupa la salud mental de alguien.
Con mi mejor voz de imitador de narrador solemne, leo en voz alta: “Mientras habla, empieza a cámara lenta una INVASIÓN GENERALIZADA DE LA REALIDAD. Unas máquinas mayores que CIUDADES surgen del VACÍO y se ANCLAN a los montones de basura del LIMBO”.
–No pone eso –dice con un sonrisa realista.
Paso la página y continúo: “Los ejércitos espectrales se enfrentan en los campos de batalla del LIMBO, la extraña avanzadilla final de la CREACIÓN. Los OLVIDADOS contra
QUIENES AÚN NO EXISTEN. Como en un sueño que se recuerda a medias. Se han quebrantado todas las normas de la Creación”.
–Que no pone eso –repite mientras se ríe por lo bajo.
“Y entonces, Superman grita: ‘¡Hay 52 MUNDOS en la superestructura multiversal! ¡Avisa a todo el mundo como si fueras Paul Revere, que alertó de la llegada de los británicos a la Colonia! ¡Diles que ya viene Mandrakk! ¡YO INTENTARÉ CERRAR ESTE AGUJERO PARA SIEMPRE!’.”
–Caray. ¿Y eso es un cómic de Superman? ¿La gente lee eso? –Es Superman Beyond 3D núm. 2, que forma parte de la miniserie Crisis Final, el título más vendido de DC en estos momentos.
Nos hemos parado en un semáforo en rojo que nunca se pone en verde, así que le enseño el cómic, y empieza a reírse también. ¿Cuántos años tenemos? 38 los dos. Pero en este momento, parece que yo tenga 12 y que esté leyendo en voz alta Crisis en Tierras Infinitas. Después de clase, he ido a Comic Plus, en Pomona (California), con mis amigos de octavo curso, cortesía de la benévola supermadre de Kevin Kolodziej, y ahora volvemos a casa. O mucho después, a los 28, leo en voz alta por teléfono a un amigo de la universidad unos bocadillos fantásticos de un desgastado ejemplar de New Gods o (no lo recuerdo) Jimmy Olsen, Superman’s Best Friend. Acabo de encontrarlo en Another World Comics, en Eagle Rock (California). El entusiasta narrador está describiendo a los Jóvenes Eternos, los tecnohippies de Jack Kirby que viven en armonía en un psicodélico pueblo arbóreo que está en las afueras de Metropolis.
Esa risa es la respuesta involuntaria a la dicha, la fascinación o el gozo propios del asombro inicial, al encuentro incrédulo con una idea o imagen de un cómic que lo supera todo, una cosa tan RARA, tan GRANDE y tan CIERTA que no puedes creer que lo hayan publicado de verdad. Es lo que ocurre en este momento, mientras esperamos a que cambie el dichoso semáforo, mientras pasamos la página y llegamos a la parte en que el Capitán Adam demuestra la superposición cuántica y, entonces, Superman extiende la mano y atraviesa... En fin, averiguaréis muy pronto qué atraviesa exactamente. Me limito a decir que he disfrutado con momentos así desde que leo cómics, y ya hace mucho tiempo, y nadie me ha proporcionado más por número durante 20 años que Grant Morrison, desde Animal Man, La Patrulla Condenada y Flex Mentallo (la obertura de Crisis Final) hasta New X-Men, JLA y All-Star Superman. Pero Crisis Final es su momento más grandioso hasta la fecha, un fragmento desgarrador de la historia del Universo DC en que se produce el conflicto supremo. No se trata de si ganará Superman o Darkseid (lo cual también está ahí), sino de lo realmente importante: ¡la Creación contra la No Creación! ¡El Ser contra el No Ser! ¡¡¡El Universo contra...!!!
Crisis Final es un inmenso logro de la imaginación y el arte del siglo XXI en los medios comerciales y funciona en un sinfín de sentidos, demasiados para que los enumere aquí. Es tan buena que, aunque forme parte de una saga continua que se ha narrado durante años y que afecta a un sinfín de personajes, se puede seguir el argumento y disfrutar con las ideas, los diálogos y el puro espectáculo de los hechos que ascienden en espiral desde lo más bajo hasta lo trascendente aunque no estés familiarizado con lo ocurrido anteriormente. (Por supuesto, hay anotaciones detalladas en Internet sobre referencias al odio de Darkseid por la música, a la tierra paralela de donde procede Nubia, a de dónde procede el Cuerno de las Maravillas, etc.) Claro está que con los cómics de DC siempre ha sido así: no siempre lo sabes todo sobre todos, a veces te pierdes cosas y otras veces no te das cuenta de lo ocurrido hasta más adelante. (Lo mismo puede decirse de la vida en el mundo real, la verdad.) Crisis Final continúa esa tradición; pero como veréis, lo hace en dosis más altas, con un tono distinto, con una señal más densa de lo habitual, una que refleja el mundo en que vivimos, donde hay muchas cosas que van fatal al mismo tiempo, donde los titulares hablan a gritos de catástrofes, disturbios, muerte, colapso y apocalipsis.
Tal vez por eso sea la obra de un genio audaz, por encima de su elegante arquitectura, de su abrumadora capacidad de asombrar y del virtuosismo gráfico de J.G. Jones y Doug Mahnke: por cómo nos demuestra, sentados en un coche, un camino que nos aleja de la situación actual, del cataclis- mo económico, de las guerras horrendas e interminables, de los riesgos medioambientales y de los semáforos en rojo que no se ponen en verde. Nos está alucinando totalmente el espacio imaginativo, progresivo y psicodélico de un cómic de superhéroes. Y eso nos hace reír. Tarareamos una canción más rica y alegre. Entonces, el semáforo cambia y nos vamos.
Cerrando el agujero para siempre.
Jay Babcock
Jay Babcock es el editor y director editorial de Arthur, la revista bimestral gratuita de “contracultura casera” y “revista de moda” de 2005 según Rolling Stone. Entre sus colaboradores se encuentran Alan Moore, Paul Pope, el escritor Douglas Rushkoff, los músicos Thurston Moore (de Sonic Youth), David Byrne (de Talking Heads) y muchos más. Sus artículos sobre música, cultura e ideas se han publicado durante los últimos 15 años en Mojo, Vibe, The Washington Post, Los Angeles Times y LAWeekly.