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Continuismo

La nueva etapa de Green Lantern continúa este mes con la presentación en sociedad de Nol-Anj, una enemiga a quien conoceremos mejor durante las próximas entregas y también con la confirmación de la amenaza de Relic, un adversario que será el catalizador de la nueva gran saga de la franquicia.

Ya podemos hacernos una idea a estas alturas de que Robert Venditti, Billy Tan y el resto de autores que han tomado las riendas de los portadores del anillo comprenden a la perfección el legado de sus predecesores. A partir de ahí, como con toda herencia, pueden hacer dos cosas: o bien aceptarla con lo bueno y lo malo o bien ignorarla y pasar a otros temas. Es cierto que, en su día, fueron muchos los lectores que exigieron a Geoff Johns que aparcara por un tiempo las aventuras “de colores” para volver a llevar a Hal Jordan a la Tierra en busca de amenazas de envergadura menos cósmica para que se viera las caras con villanos menos poderosos y que afrontara las diversas facetas de una vida privada que había quedado en un discreto segundo plano. Pero el popular guionista desoyó dichas exigencias y optó por seguir narrando su Guerra de las Galaxias particular y por seguir profundizando en los diferentes ejércitos del espectro emocional, la personalidad de sus miembros y la forma de relacionarse entre sí. Del mismo modo, aprovechando el cambio de capitanes del barco, muchos lectores creyeron que sería la oportunidad perfeta para volver a ver a Jordan en su planeta natal, pero tanto los creadores como la editorial saben que la gallina sigue dando huevos de oro y que, qué demonios, ¿para qué cambiar una cosa que funciona bien?

Es por esto por lo que, en el episodio correspondiente a la serie original Green Lantern, tenemos ocasión de seguir viendo a secundarios ya casi imprescindibles como una Zafiro Estelar y Saint Walker, el líder del Cuerpo de Blue Lanterns. También hace acto de presencia el inefable Larfleeze, que en Estados Unidos estrenó colección mensual propia al mismo tiempo que se publicaban estas primeras historias de la “época Venditti”, en su caso de la mano de Keith Giffen, J.M. DeMatteis y Scott Kolins. Estos seres alienígenas vienen en un momento de cambios y transición para nuestro protagonista, que pasa de ser el soldado valiente e indomable a poco menos que el capitán de la nave. No en vano, los Guardianes Templarios le encomendaron el reclutamiento de los nuevos Green Lanterns que llegan a Oa a suplir a las muchas víctimas de los desmanes que hemos vivido este último año entre el ataque del Tercer Ejército y el de Volthoom. Pero claro, no esperemos que lo haga en las mismas condiciones “relajadas” con que Salakk y Kilowog realizaron esa función en el pasado. Hal asume el manto de líder en el peor momento posible, tal como se apuntaba en las primeras páginas de la anterior entrega. ¿Cómo llegarán nuestros policías intergalácticos a ese preocupante momento? Lo sabremos en cuanto se apaguen las luces. 

En un lugar muy lejano, como se suele decir, Kyle Rayner no cumple una misión más cómoda que la de Jordan. En el episodio correspondiente a Green Lantern: New Guardians, continúa la trama que llevó a nuestro White Lantern a un... Bueno, digamos que era un quiste cósmico cuya existencia conocían los mencionados Guardianes Templarios. Semejante lugar sirvió para que Justin Jordan y Brad Walker nos presentaran a Relic, la nueva gran amenaza cósmica que ya es marca de la casa aunque haya quien la describa como “un fósil del antiguo universo”. La grandilocuencia del peligro concuerda con la tónica de las andanzas de Rayner, ya que al principio de la serie viajó a la inmensidad del Planetario con sus aliados forzosos para poco después sumergirse en los diversos cruces entre las colecciones de la línea.

Kyle hacía frente a todo eso tras, en su historia reciente, participar en los enfrentamientos contra Nekron y Krona. El primero era la amenaza principal de La noche más oscura, saga crucial de la mitología de Green Lantern que ECC Ediciones recopiló en un lujoso volumen integral. El segundo era el Guardián del Universo renegado, el culpable de una serie de males como, por ejemplo, la Masacre del Sector 666 que propiciaría la corrupción de Atrocitus y la creación de los Red Lanterns. Salvando las distancias y, en el caso de Krona, la solera, Relic tiene mucho en común con ellos. Y no se trata solo de la magnitud de sus poderes ni de sus intenciones de conquista o venganza sino del alcance de su plan, del cual obtendremos mucha más información dentro de un par de meses. Al igual que Nekron, Relic sabe mucho de otras realidades y dimensiones. Y como en el caso de Krona, tiene experiencia de primera mano con el albor del universo, tal como se deja entrever en el presente cuaderno. En ambos sentidos, los autores también recogen lo sembrado por Johns, por si queda alguna duda al respecto.

Así pues, esta etapa que no ha hecho más que comenzar recurre a los elementos que tan bien han funcionado en la franquicia desde 2004, como también veremos en próximas entregas de las “series hermanas” Green Lantern Corps y Red Lanterns. No obstante, al mismo tiempo, Venditti, Jordan y sus compañeros de fatigas son conscientes de que necesitan crear a nuevos personajes que sumen elementos a una mitología que, gracias a Johns y a colaboradores como Peter J. Tomasi, no había sido tan rica ni prolífica desde los buenos tiempos de John Broome y Gil Kane. Y la incorporación de los novatos es buena muestra de ello. Esta tónica continuará a lo largo de los próximos números mientras Hal se ve superado por la situación y las circunstancias van propiciando el gran apagón. Lo veremos en un cruce de abarcará las colecciones de la franquicia y que vendrá a confirmar el continuismo con otro de esos elementos que funcionaban en la etapa anterior: poner en jaque a todos los ejércitos del espectro emocional. Quién sabe cuántos de ellos quedarán cuando termine lo que nos reserva el futuro inmediato.

Fran San Rafael

Artículo originalmente publicado en las páginas de Green Lantern núm. 21.