Eccediciones
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Candidatas

Los hechos de El trono de Altantis, épica saga que concluye este mes en Aquaman núm. 5, han demostrado a la Liga de la Justicia que, a pesar de ser un grupo muy poderoso, es posible que necesite más miembros. Es por esto por lo que en esta entrega, dibujada por Jesús Saiz, Superman y compañía congregan a diversos héroes en la Atalaya para decidir algo al respecto. Entre los asistentes, se encuentran dos mujeres un tanto extrañas que destacan precisamente por eso, por su rareza, y también por ser mucho menos conocidas que candidatas como Canario Negro o Zatanna.

La primera de ellas es Element Woman, la recuperación de un concepto clásico del Universo DC: la versión femenina de Metamorfo. Ya en 1967, Bob Haney y Sal Trapani presentaron en la colección de Rex Mason a Urania Blackwell, más conocida como Element Girl. Esta antigua espía del gobierno de Estados Unidos había sufrido un desengaño amoroso, de ahí que se sometiera voluntariamente a un experimento que podía poner en peligro su vida. Se trataba de replicar la situación que había otorgado los poderes elementales al protagonista exponiéndose al Orbe de Ra, uno de los artefactos más poderosos del universo. Con un aspecto muy similar al de Mason, emprendió una carrera superheroica que no tuvo demasiado éxito. Además, volvió a llevarse otro chasco sentimental cuando el héroe prefirió a su novia de toda la vida.

Decir que Element Girl fue un personaje menor es quedarse corto, ya que no volvió a saberse de ella hasta pasado mucho tiempo. Su retorno se debió a Neil Gaiman, que contó con ella para su celebérrima The Sandman. Allí, supimos que la pobre Urania había intentado suicidarse varias veces porque no era capaz de recuperar su antiguo trabajo de espía; no obstante, los poderes conferidos por el Orbe de Ra hacían que su cuerpo se regenerase tras todos los intentos. Por suerte, Muerte la ayudó a encontrar su destino de una forma bastante sencilla: suplicando al dios del sol que la liberase de su “maldición”.

Emily Sung, la Element Woman que aparece en estas páginas, no tiene demasiado que ver con Blackwell más allá de unos poderes que también son idénticos a los de Metamorfo. De hecho, aunque poco se haya sabido de Mason desde el comienzo del Nuevo Universo DC, hay pruebas de que conoce a su “versión masculina” aunque no se haya desvelado qué tipo de relación mantienen exactamente. Creada por Geoff Johns y Andy Kubert para el evento Flashpoint, Emily se incorpora de forma definitiva a dicho nUDC y lo hace de la mejor manera posible: con la mismísima Liga de la Justicia. Que iba a aparecer por aquí estaba cantado desde hace bastante tiempo, concretamente desde que DC Entertainment publicó una imagen promocional del grupo en la que ella ocupaba un papel discreto pero evidente. Su ingenuidad, espontaneidad y, por qué no decirlo, sus vastos poderes serán un activo importantísimo cuando la Liga de la Justicia se vea las caras con uno de sus enemigos más tradicionales. Pero eso lo dejaremos para el mes que viene.

La otra mujer a la que nos referimos resulta aún más problemática que Element Woman. Y no es porque esté más loca que ella sino porque, siendo estrictos, no es una mujer. Es más bien un prototipo de androide creado por el Dr. Magnus para un extraño proyecto cu- yos detalles aún no se han desvelado y cuya existencia no es ajena a la Sala Roja de Laboratorios S.T.A.R. Sin embargo, los seguidores más veteranos de los cómics de DC habrán reconocido de inme- diato a Platino como miembro clásico, habitual e imprescindible de los entrañables Metal Men, un grupo cuya existencia es incluso anterior a la de Element Girl.

Creados por Robert Kanigher y Ross Andru en 1962 para la revista Showcase, eran un grupo de robots asociados a diversos metales cuyas características se reflejaban en la personalidad que les otorgaban los responsómetros, una especie de cerebros que les había implantado Magnus. Platino era la única fémina de la formación, algo habitual en la época, y ejercía con frecuencia de damisela en apuros aunque, por naturaleza, fuera uno de los miembros más poderosos del equipo. Además, estaba enamorada de su creador, que, por supuesto, no quería saber nada de sus atenciones. El tono distendido de su primera aventura encandiló a los lectores, lo cual animó a la editorial a darles una continuidad que no estaba prevista. No en vano, su debut era un mero relleno encargado a Kanigher y Andru, que ya tenían bastante trabajo con sus demás encargos, para suplir en el último momento las andanzas de Átomo, que ha- bía obtenido su propia colección tras su paso por Showcase.

Desde entonces, los Metal Men han tenido varias colecciones y han contado con autores tan importantes como el mismísimo Walter Simonson en la que fuera una de sus primeras colaboraciones con DC. Y aunque su tirón comercial nunca haya sido relevante, con el paso de los años fueron ganándose el corazón de unos aficionados que celebraban sus miniseries y sus apariciones puntuales en otros títulos. Entre estas últimas, destaca la aventura que compartieron con Superman en Action Comics y que se puede encontrar en el tercer volumen de El Hombre de Acero, la recopilación de la etapa de John Byrne al frente de las andanzas del Último Hijo de Krypton.

Como en el caso de tantos otros secundarios ilustres del Universo DC, los Metal Men han sufrido diversas renovaciones y actualizaciones, desde la de Dan Jurgens a la más reciente de Duncan Rouleau, su última colección hasta la fecha si no contamos el glorioso complemento de Doom Patrol que realizó el equipo creativo de la Liga de la Justicia Internacional original. Por supuesto, el nUDC es una ocasión perfecta para una nueva encarnación de estos entrañables robots que se ha sugerido en alguna que otra ocasión. Pero a falta de ver a Oro, Hierro y compañía reunidos en una sola página, Johns y Saiz nos ofrecen en este número el espectacular debut de la nueva Platino. Lo que provoca su aparición seguro que tendrá consecuencias de cara al futuro estreno de los Metal Men en el contexto actual.

Fran San Rafael

Artículo incluido en las páginas de Liga de la Justicia núm. 17.