Richard Vance Corben (1940) nació en Anderson, Misuri. Tras incendiarse la granja en la que vivía, se trasladó junto a su familia a la población de Sunflower (Kansas). Allí cultivó sus dos grandes pasiones: el cine y los cómics. Durante la adolescencia, desarrolló una portentosa habilidad para el dibujo, que ejercitó creando historietas primerizas y cortometrajes caseros de animación. En 1960, se matriculó en el Kansas City Art Institute. Se graduó en 1963 y ese mismo año obtuvo un empleo en la compañía Calvin Communications, dedicada a la producción de filmes publicitarios. La rutina del trabajo diario perfeccionó la técnica del joven Corben, proporcionándole las herramientas necesarias para poner en pie un universo muy personal. Ese mundo imaginario cristalizó en historietas e ilustraciones para multitud de fanzines y, sobre todo, en Neverwhere (1968), un cortometraje desbordante de fantasía aventurera que combinaba técnicas de imagen real y de animación tradicional.
A principios de los sesenta, Corben aspiraba a cambiar la rutina del estudio por una incipiente carrera como historietista e ilustrador. Los comix underground fueron el primer paso para alcanzar ese objetivo. Eran revistas destinadas a un público adulto que se distribuían a través de los canales propios del movimiento contracultural. En las páginas de estos cómics (de formato y contenido muy variados), el artista de Misuri se curtió como dibujante, desarrollando la estética vigorosa, las formas rotundas y el color explosivo que caracterizaron su obra a partir de entonces. Y aunque estas publicaciones le reportaron fama y algún dinero, el salto a la profesionalidad lo dio gracias a la editorial Warren.
Durante los sesenta y los setenta, las revistas de la Warren llenaron el hueco que en el género de terror había dejado el sello EC a mediados de los cincuenta. La inclinación de Corben por lo macabro encajaba a la perfección en publicaciones como Creepy o Eerie, y convirtió al dibujante de Misuri en el autor más cotizado de la editorial. Allí colaboró junto a multitud de guionistas, estrechando lazos con Bruce Jones y Jan Strnad (al que había conocido al inicio de su carrera). Sin embargo, alcanzó la madurez creativa junto al guionista John Jakes, adaptando libremente un relato del popular Robert E. Howard. El resultado fue Bloodstar (1976), álbum de casi 100 páginas que lo consagró para siempre en el Olimpo de los cómics.
A partir de entonces, Corben alternó los encargos de Warren con obras más personales dirigidas tanto al mercado estadounidense como al europeo. La revista francesa Metal Hurlant y su equivalente americana Heavy Metal le proporcionaron el soporte adecuado para sus nuevos proyectos. Fue el inicio de una etapa de gran fecundidad en su carrera. El punto de partida lo marcó Neverwhere (1978), primero de los seis álbumes dedicados al popular Den (personaje que ya había aparecido en el cortometraje homónimo de 1968 y que venía apareciendo esporádicamente en sus historietas desde 1973). Por entonces, Corben encadenó una serie de títulos que gozaron de gran repercusión mundial, entre los que destacan especialmente sus colaboraciones con el guionista Jan Strnad en New Tales of the Arabian Nights (1978), Mutant World (1982) y, sobre todo, la espléndida Jeremy Brood (1982). Sin embargo, la tibia acogida que el público dispensó a esta última obra mantuvo a Corben relativamente apartado de la primera línea de los cómics hasta 1986.
Ese año volvió a lo grande con Rip in Time, una serie limitada de suspense y ciencia ficción magníficamente escrita por Bruce Jones. Esta obra —publicada por Fantagor, sello del propio Corben— le devolvió el favor del público y le proporcionó los recursos financieros necesarios para empeñarse en proyectos tan esperados como el tercer álbum de la serie Den (Sons of Fire, 1987) o tan insólitos como Vic and Blood (junto al escritor Harlan Ellison, en 1988). Sin embargo, la crisis de mediados de los noventa le obligó a cerrar Fantagor y le impulsó a buscar trabajo en los grandes sellos estadounidenses.
De entrada, Corben empezó colaborando con DC en Batman: Black and White (1996). A continuación, Dark Horse lo contrató para dibujar —sobre guion de John Arcudi— la serie limitada Aliens: Alchemy (1997). En 2000, su etapa en Hellblazer (recopilada por ECC en el volumen Hellblazer: Brian Azzarello) alcanzó un éxito fulminante. Desde entonces, el artista de Misuri consagró su trazo casi en exclusiva a las grandes compañías. Para Dark Horse, realizó media decena de títulos protagonizados por Hellboy. Para Marvel, firmó alguna de las obras más adultas del catálogo de la editorial (como Cage, junto a Brian Azzarello, o Punisher: The End, con Garth Ennis; de 2002 y 2004, respectivamente). Y para la línea Vertigo de DC, concibió un puñado de joyas memorables, como los episodios de La Cosa del Pantano contenidos en el presente volumen o como el espléndido álbum La casa en el confín de la Tierra (con guion de Simon Revelstroke, del año 2000).
David Fernández
Artículo publicado originalmente en las páginas de Grandes autores de Vertigo: Richard Corben ¡Ya a la venta!
A principios de los sesenta, Corben aspiraba a cambiar la rutina del estudio por una incipiente carrera como historietista e ilustrador. Los comix underground fueron el primer paso para alcanzar ese objetivo. Eran revistas destinadas a un público adulto que se distribuían a través de los canales propios del movimiento contracultural. En las páginas de estos cómics (de formato y contenido muy variados), el artista de Misuri se curtió como dibujante, desarrollando la estética vigorosa, las formas rotundas y el color explosivo que caracterizaron su obra a partir de entonces. Y aunque estas publicaciones le reportaron fama y algún dinero, el salto a la profesionalidad lo dio gracias a la editorial Warren.
Durante los sesenta y los setenta, las revistas de la Warren llenaron el hueco que en el género de terror había dejado el sello EC a mediados de los cincuenta. La inclinación de Corben por lo macabro encajaba a la perfección en publicaciones como Creepy o Eerie, y convirtió al dibujante de Misuri en el autor más cotizado de la editorial. Allí colaboró junto a multitud de guionistas, estrechando lazos con Bruce Jones y Jan Strnad (al que había conocido al inicio de su carrera). Sin embargo, alcanzó la madurez creativa junto al guionista John Jakes, adaptando libremente un relato del popular Robert E. Howard. El resultado fue Bloodstar (1976), álbum de casi 100 páginas que lo consagró para siempre en el Olimpo de los cómics.
A partir de entonces, Corben alternó los encargos de Warren con obras más personales dirigidas tanto al mercado estadounidense como al europeo. La revista francesa Metal Hurlant y su equivalente americana Heavy Metal le proporcionaron el soporte adecuado para sus nuevos proyectos. Fue el inicio de una etapa de gran fecundidad en su carrera. El punto de partida lo marcó Neverwhere (1978), primero de los seis álbumes dedicados al popular Den (personaje que ya había aparecido en el cortometraje homónimo de 1968 y que venía apareciendo esporádicamente en sus historietas desde 1973). Por entonces, Corben encadenó una serie de títulos que gozaron de gran repercusión mundial, entre los que destacan especialmente sus colaboraciones con el guionista Jan Strnad en New Tales of the Arabian Nights (1978), Mutant World (1982) y, sobre todo, la espléndida Jeremy Brood (1982). Sin embargo, la tibia acogida que el público dispensó a esta última obra mantuvo a Corben relativamente apartado de la primera línea de los cómics hasta 1986.
Ese año volvió a lo grande con Rip in Time, una serie limitada de suspense y ciencia ficción magníficamente escrita por Bruce Jones. Esta obra —publicada por Fantagor, sello del propio Corben— le devolvió el favor del público y le proporcionó los recursos financieros necesarios para empeñarse en proyectos tan esperados como el tercer álbum de la serie Den (Sons of Fire, 1987) o tan insólitos como Vic and Blood (junto al escritor Harlan Ellison, en 1988). Sin embargo, la crisis de mediados de los noventa le obligó a cerrar Fantagor y le impulsó a buscar trabajo en los grandes sellos estadounidenses.
De entrada, Corben empezó colaborando con DC en Batman: Black and White (1996). A continuación, Dark Horse lo contrató para dibujar —sobre guion de John Arcudi— la serie limitada Aliens: Alchemy (1997). En 2000, su etapa en Hellblazer (recopilada por ECC en el volumen Hellblazer: Brian Azzarello) alcanzó un éxito fulminante. Desde entonces, el artista de Misuri consagró su trazo casi en exclusiva a las grandes compañías. Para Dark Horse, realizó media decena de títulos protagonizados por Hellboy. Para Marvel, firmó alguna de las obras más adultas del catálogo de la editorial (como Cage, junto a Brian Azzarello, o Punisher: The End, con Garth Ennis; de 2002 y 2004, respectivamente). Y para la línea Vertigo de DC, concibió un puñado de joyas memorables, como los episodios de La Cosa del Pantano contenidos en el presente volumen o como el espléndido álbum La casa en el confín de la Tierra (con guion de Simon Revelstroke, del año 2000).
David Fernández
Artículo publicado originalmente en las páginas de Grandes autores de Vertigo: Richard Corben ¡Ya a la venta!