Con este volumen damos la bienvenida a un polifacético autor que está dando mucho que hablar. Gregg Hurwitz es un aclamado escritor de novelas de misterio. Ha conseguido el favor de crítica y público por igual gracias a la innegable calidad de sus obras. Tanto es así que DC Comics no duda en apostar por él. Poco después de publicar la miniserie que tenéis entre manos, la editorial anunció que Hurwitz se encargaría de los guiones de Batman: El Caballero Oscuro.
Su siguiente cometido no se ha hecho esperar. Los lectores ni siquiera habían ojeado el nuevo trabajo de este extraordinario novelista cuando descubrieron que contarían con él en el número 0 de Detective Comics. Es evidente que Hurwitz ha impresionado a los editores de Batman. No es de extrañar. Se trata de un literato genial con una gloriosa carrera. Está pisando muy fuerte en el mundo del tebeo, pero… ¿qué le deparará el futuro? Como suele ser habitual, para responder a esta pregunta necesitamos indagar en el pasado.
La última vez que un escritor similar desembarcó en los mitos del Caballero Oscuro nos encontramos con toda una revolución. Por aquel entonces, Gotham City había sido declarada tierra de nadie. Sus calles estaban mayoritariamente pobladas por delincuentes. Las colecciones del Hombre Murciélago alternaban sagas en las que se intentaba solventar aquella situación tan anómala. Unos pocos meses antes del renacimiento de la ciudad, DC Comics contrató a un novelista que se había hecho famoso por sus historias criminales. Su nombre era Greg Rucka y fue el encargado de relanzar Detective Comics con la entrada del nuevo milenio. Y es que tras una década de cruces casi continuos, la editorial había decidido dar un vuelco a su sistema de publicación. Había llegado la hora de enfatizar las identidades de las distintas cabeceras que conformaban el universo Batman. En el caso de Detective Comics, la jugada era obvia. El camino a seguir lo marcaba el mismísimo nombre de la serie. Por este motivo contrataron a Rucka. Les interesaba mucho su experiencia en el mundo de la novela negra. La verdad es que el autor no defraudó a nadie. Su sorprendente relanzamiento consiguió que el Hombre Murciélago recuperase el título de mejor detective del mundo gracias a unas aventuras que bebían mucho de la literatura policíaca. Rucka llegó a tales extremos que incluso se asoció con Ed Brubaker para crear una colección en la que se explicarían los pormenores del trabajo de los policías de Gotham. Ambos guionistas nos descubrieron un mundo de claroscuros en el que destacaba un personaje: Renée Montoya. Poco después estalló Crisis Infinita. Rucka se convirtió en uno de los arquitectos del Universo DC, responsable de momentos tan inolvidables como la muerte de Maxwell Lord a manos de Wonder Woman. Incluso es posible que la nueva Batwoman no existiese si Rucka no hubiese participado en 52. En definitiva, en la época previa a Tierra de nadie, este genio era famoso en el mundo de la novela negra. Pocos años después se había convertido en uno de los grandes del cómic. Como Rucka no ha abandonado ni los libros ni los tebeos, es difícil encasillarlo como escritor o guionista. Sus logros en ambos terrenos son inconmensurables.
Hurwitz puede repetir la jugada de su compañero y convertirse en una pieza clave del Nuevo Universo DC, pero también puede optar por otras salidas. Por ejemplo, Max Allan Collins es uno de los mejores escritores de novela negra del mundo. Actualmente ya ha publicado más de un centenar de textos, muchos de ellos bestsellers. Por si esto no fuese suficiente, su trabajo es ampliamente conocido gracias a la adaptación cinematográfica de Camino a la perdición. En 1986, los cimientos del mundo del cómic se convulsionaban sin parar. Ya habían visto la luz obras tan importantes como Crisis en Tierras Infinitas o el Superman de John Byrne. También había sido un año clave para el Hombre Murciélago. Frank Miller había relanzado al personaje con Batman: El regreso del Caballero Oscuro y Batman: Año uno. En DC Comics se encontraban en una difícil coyuntura. Los tebeos se estaban convirtiendo en algo tenebroso. Ya eran más propios de un público adulto. Por eso necesitaban a una persona más “seria” para que sucediese a Miller. Collins fue el elegido. Los capítulos inmediatamente posteriores al origen de Bruce Wayne llevan su firma. La labor de este novelista fue loable, pero Collins abandonó la cabecera relativamente pronto. Casi se podría decir que no le dio tiempo a dejar su impronta en las leyendas de Gotham City. Sea como fuere, el autor jamás se alejó del noveno arte. Prefirió dedicarse a proyectos más personales y más cercanos al tipo de literatura que realmente le llena.
La labor de Hurwitz también puede ser algo puntual, pero lo cierto es que el Hombre Murciélago es una tentación para cualquier amante del misterio. No es tan fácil dejarlo escapar. No olvidemos que Batman se creó en una época caótica en la que la guerra y el crimen solían copar los titulares de los noticiarios. En aquellos momentos había una auténtica fiebre por las historias de detectives. Las podíamos encontrar en cualquier tipo de formato: libros, revistas, etc. Los tebeos no podían ser menos. Series como Detective Comics solían ser muy populares entre los jóvenes. Cuando el Caballero Oscuro apareció nos encontramos con un cambio sustancial gracias a la introducción del concepto de superhéroe, pero el personaje en sí no dejaba de ser un investigador. Si lo despojamos de su vistoso traje y sus sorprendentes artilugios, Bruce no es muy diferente de sus precursores. Por eso sus hazañas siempre han llamado la atención de los escritores del género negro. Desgraciadamente, es muy difícil localizar a los novelistas que tocaron al Hombre Murciélago en aquellos primeros años. Muchas de aquellas narraciones primigenias no están debidamente acreditadas. Es más, a veces los literatos escondían su identidad bajo el uso de seudónimos. Sin ir más lejos, Gardner Fox tiene el honor de ser uno de los primeros guionistas de Batman. Era un autor tan prolífico que siempre será recordado por haber escrito miles de tebeos para DC Comics, pero lo cierto es que llevaba una doble vida. También publicaba libros de misterio y de muchísimos otros tipos. En el noveno arte escondía su exceso de trabajo con 14 alias diferentes. En otros medios llegó a utilizar hasta 25. Seguramente no es el mejor ejemplo de la unión entre la novela negra y Gotham City. Las historias criminales de Fox son solo una parte muy pequeña de una obra inmensa. De todas maneras, este hombre asienta las bases de una inquietante pregunta: ¿cuántos novelistas desconocidos han participado en las leyendas del Señor de la Noche?
Aunque no se puede desvelar la identidad de todos, sí es posible anotar algunos más. En los años 40, DC Comics contrató los servicios de un joven escritor que llegó a ocuparse de los guiones de dos grandes personajes de la casa: Batman y Superman. Aquel chico se llamaba Frank Morrison Spillane, aunque era más conocido como Mickey Spillane. Aunque los cómics eran de su agrado, los abandonó para dedicarse en cuerpo y alma a la creación de un personaje que le otorgaría fama mundial. ¿Quién no ha oído hablar de Mike Hammer? Gracias a este héroe, Spillane ha conseguido vender más de 225 millones de libros en todo el mundo. No deja de ser curioso que el autor aprendiese el arte del crimen en Gotham City. Salvando las distancias, en la actualidad encontramos un caso similar con Steve Englehart. Este hombre siempre será recordado por su espectacular etapa en Detective Comics junto a Marshall Rogers, pero ahora está cosechando un éxito considerable gracias a sus obras de misterio.
Es evidente que Hurwitz no va a seguir los pasos de Spillane o Englehart. Sus carreras empezaron de formas muy diferentes. Si Hurwitz no se cansa y abandona, lo más seguro es que alterne cómics y libros. Ese es el sistema más extendido por los escritores de novela negra. Por ejemplo, Dennis O’Neil es una leyenda viviente del noveno arte pero también ha escrito unas cuantas obras fantásticas y detectivescas. Ahora que se ha alejado un poco del mundo de tebeo, ha optado por escribir textos protagonizados por Batman. Es un caso muy diferente al de Englehart porque O’Neil publicó su primer volumen en 1971 y jamás abandonó la prosa. Los últimos trabajos de O’Neil representan la unión de dos trayectorias excelentes.
Independientemente de cuál sea la relación entre Batman y los autores de novela negra, lo cierto es que sucede algo muy especial cuando sus caminos se cruzan. El Caballero Oscuro ha cumplido más de 70 años pero su esencia sigue intacta. Bruce posee una mente analítica capaz de resolver cualquier caso. Los hombres versados en el crimen son los más adecuados para sacar el máximo provecho a este hecho y, además, siempre sintonizan con la oscuridad inherente en Gotham City. No es de extrañar que la llegada de Hurwitz haya levantado tanta expectación.
EnrIque Ríos
Su siguiente cometido no se ha hecho esperar. Los lectores ni siquiera habían ojeado el nuevo trabajo de este extraordinario novelista cuando descubrieron que contarían con él en el número 0 de Detective Comics. Es evidente que Hurwitz ha impresionado a los editores de Batman. No es de extrañar. Se trata de un literato genial con una gloriosa carrera. Está pisando muy fuerte en el mundo del tebeo, pero… ¿qué le deparará el futuro? Como suele ser habitual, para responder a esta pregunta necesitamos indagar en el pasado.
La última vez que un escritor similar desembarcó en los mitos del Caballero Oscuro nos encontramos con toda una revolución. Por aquel entonces, Gotham City había sido declarada tierra de nadie. Sus calles estaban mayoritariamente pobladas por delincuentes. Las colecciones del Hombre Murciélago alternaban sagas en las que se intentaba solventar aquella situación tan anómala. Unos pocos meses antes del renacimiento de la ciudad, DC Comics contrató a un novelista que se había hecho famoso por sus historias criminales. Su nombre era Greg Rucka y fue el encargado de relanzar Detective Comics con la entrada del nuevo milenio. Y es que tras una década de cruces casi continuos, la editorial había decidido dar un vuelco a su sistema de publicación. Había llegado la hora de enfatizar las identidades de las distintas cabeceras que conformaban el universo Batman. En el caso de Detective Comics, la jugada era obvia. El camino a seguir lo marcaba el mismísimo nombre de la serie. Por este motivo contrataron a Rucka. Les interesaba mucho su experiencia en el mundo de la novela negra. La verdad es que el autor no defraudó a nadie. Su sorprendente relanzamiento consiguió que el Hombre Murciélago recuperase el título de mejor detective del mundo gracias a unas aventuras que bebían mucho de la literatura policíaca. Rucka llegó a tales extremos que incluso se asoció con Ed Brubaker para crear una colección en la que se explicarían los pormenores del trabajo de los policías de Gotham. Ambos guionistas nos descubrieron un mundo de claroscuros en el que destacaba un personaje: Renée Montoya. Poco después estalló Crisis Infinita. Rucka se convirtió en uno de los arquitectos del Universo DC, responsable de momentos tan inolvidables como la muerte de Maxwell Lord a manos de Wonder Woman. Incluso es posible que la nueva Batwoman no existiese si Rucka no hubiese participado en 52. En definitiva, en la época previa a Tierra de nadie, este genio era famoso en el mundo de la novela negra. Pocos años después se había convertido en uno de los grandes del cómic. Como Rucka no ha abandonado ni los libros ni los tebeos, es difícil encasillarlo como escritor o guionista. Sus logros en ambos terrenos son inconmensurables.
Hurwitz puede repetir la jugada de su compañero y convertirse en una pieza clave del Nuevo Universo DC, pero también puede optar por otras salidas. Por ejemplo, Max Allan Collins es uno de los mejores escritores de novela negra del mundo. Actualmente ya ha publicado más de un centenar de textos, muchos de ellos bestsellers. Por si esto no fuese suficiente, su trabajo es ampliamente conocido gracias a la adaptación cinematográfica de Camino a la perdición. En 1986, los cimientos del mundo del cómic se convulsionaban sin parar. Ya habían visto la luz obras tan importantes como Crisis en Tierras Infinitas o el Superman de John Byrne. También había sido un año clave para el Hombre Murciélago. Frank Miller había relanzado al personaje con Batman: El regreso del Caballero Oscuro y Batman: Año uno. En DC Comics se encontraban en una difícil coyuntura. Los tebeos se estaban convirtiendo en algo tenebroso. Ya eran más propios de un público adulto. Por eso necesitaban a una persona más “seria” para que sucediese a Miller. Collins fue el elegido. Los capítulos inmediatamente posteriores al origen de Bruce Wayne llevan su firma. La labor de este novelista fue loable, pero Collins abandonó la cabecera relativamente pronto. Casi se podría decir que no le dio tiempo a dejar su impronta en las leyendas de Gotham City. Sea como fuere, el autor jamás se alejó del noveno arte. Prefirió dedicarse a proyectos más personales y más cercanos al tipo de literatura que realmente le llena.
La labor de Hurwitz también puede ser algo puntual, pero lo cierto es que el Hombre Murciélago es una tentación para cualquier amante del misterio. No es tan fácil dejarlo escapar. No olvidemos que Batman se creó en una época caótica en la que la guerra y el crimen solían copar los titulares de los noticiarios. En aquellos momentos había una auténtica fiebre por las historias de detectives. Las podíamos encontrar en cualquier tipo de formato: libros, revistas, etc. Los tebeos no podían ser menos. Series como Detective Comics solían ser muy populares entre los jóvenes. Cuando el Caballero Oscuro apareció nos encontramos con un cambio sustancial gracias a la introducción del concepto de superhéroe, pero el personaje en sí no dejaba de ser un investigador. Si lo despojamos de su vistoso traje y sus sorprendentes artilugios, Bruce no es muy diferente de sus precursores. Por eso sus hazañas siempre han llamado la atención de los escritores del género negro. Desgraciadamente, es muy difícil localizar a los novelistas que tocaron al Hombre Murciélago en aquellos primeros años. Muchas de aquellas narraciones primigenias no están debidamente acreditadas. Es más, a veces los literatos escondían su identidad bajo el uso de seudónimos. Sin ir más lejos, Gardner Fox tiene el honor de ser uno de los primeros guionistas de Batman. Era un autor tan prolífico que siempre será recordado por haber escrito miles de tebeos para DC Comics, pero lo cierto es que llevaba una doble vida. También publicaba libros de misterio y de muchísimos otros tipos. En el noveno arte escondía su exceso de trabajo con 14 alias diferentes. En otros medios llegó a utilizar hasta 25. Seguramente no es el mejor ejemplo de la unión entre la novela negra y Gotham City. Las historias criminales de Fox son solo una parte muy pequeña de una obra inmensa. De todas maneras, este hombre asienta las bases de una inquietante pregunta: ¿cuántos novelistas desconocidos han participado en las leyendas del Señor de la Noche?
Aunque no se puede desvelar la identidad de todos, sí es posible anotar algunos más. En los años 40, DC Comics contrató los servicios de un joven escritor que llegó a ocuparse de los guiones de dos grandes personajes de la casa: Batman y Superman. Aquel chico se llamaba Frank Morrison Spillane, aunque era más conocido como Mickey Spillane. Aunque los cómics eran de su agrado, los abandonó para dedicarse en cuerpo y alma a la creación de un personaje que le otorgaría fama mundial. ¿Quién no ha oído hablar de Mike Hammer? Gracias a este héroe, Spillane ha conseguido vender más de 225 millones de libros en todo el mundo. No deja de ser curioso que el autor aprendiese el arte del crimen en Gotham City. Salvando las distancias, en la actualidad encontramos un caso similar con Steve Englehart. Este hombre siempre será recordado por su espectacular etapa en Detective Comics junto a Marshall Rogers, pero ahora está cosechando un éxito considerable gracias a sus obras de misterio.
Es evidente que Hurwitz no va a seguir los pasos de Spillane o Englehart. Sus carreras empezaron de formas muy diferentes. Si Hurwitz no se cansa y abandona, lo más seguro es que alterne cómics y libros. Ese es el sistema más extendido por los escritores de novela negra. Por ejemplo, Dennis O’Neil es una leyenda viviente del noveno arte pero también ha escrito unas cuantas obras fantásticas y detectivescas. Ahora que se ha alejado un poco del mundo de tebeo, ha optado por escribir textos protagonizados por Batman. Es un caso muy diferente al de Englehart porque O’Neil publicó su primer volumen en 1971 y jamás abandonó la prosa. Los últimos trabajos de O’Neil representan la unión de dos trayectorias excelentes.
Independientemente de cuál sea la relación entre Batman y los autores de novela negra, lo cierto es que sucede algo muy especial cuando sus caminos se cruzan. El Caballero Oscuro ha cumplido más de 70 años pero su esencia sigue intacta. Bruce posee una mente analítica capaz de resolver cualquier caso. Los hombres versados en el crimen son los más adecuados para sacar el máximo provecho a este hecho y, además, siempre sintonizan con la oscuridad inherente en Gotham City. No es de extrañar que la llegada de Hurwitz haya levantado tanta expectación.
EnrIque Ríos