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Batman y el Joker: El Dúo Mortífero

Una miniserie de Marc Silvestri.

 

Las calles de Gotham están a punto de convertirse en escenario de la alianza más inusual presenciada por la urbe. El Caballero Oscuro formando equipo con el Príncipe Payaso del Crimen. Una sorprendente buddy cop de horror que supone el regreso de una leyenda de las viñetas: Marc Silvestri.

 

Harley Quinn secuestrada y aislada en un foso con un puñado de ratas como única compañía, James Gordon en paradero desconocido, Batman enfrentado a un crimen grotesco donde nada es lo que parece, y una entidad monstruosa acechando las entrañas de la ciudad. De este modo, como si del preámbulo de una pesadilla se tratase, arranca El dúo mortífero, una nueva miniserie DC Black label guionizada y dibujada por el todoterreno Marc Silvestri junto a Arif Prianto a cargo del color.

 

El de Silvestri es un nombre de peso en el mundo del cómic, porque pertenece al autor que, tras militar en las compañías más importantes del medio, se convirtió en los noventa en uno de los fundadores de Image Comics. La editorial donde el hombre alumbraría un sello propio, Top Cow, para sacar a pasear sus demonios en series como The darkness, Witchblade o Cyberforce. Con sus propuestas, Image moldeó cierto estilo noventero caracterizado por tramas más oscuras, dientes y músculos más apretados, acción más descarnada y una sincera devoción por los monstruos.

 

Durante mucho tiempo, Jim Lee, dibujante y presidente de DC, animó a Silvestri a aventurarse entre las sombras de la batcueva. Pero la incursión del artista en Gotham acabaría haciéndose de rogar varios años, hasta tomar forma en este esperadísimo Batman y el Joker: El Dúo Mortífero. Un cómic que el autor ha presentado de manera sorprendente, definiéndolo como una «buddy cop de horror».

 

Batman y el Joker: El Dúo Mortífero arranca fuerte, ante un cuerpo desmembrado, y continúa de manera salvaje, con los zarpazos de unas criaturas monstruosas emparentadas en apariencia con el Joker. Un caos que no está orquestado por la némesis de Batman, sino por un nuevo mal ignoto, oscuro y retorcido al que, contra su voluntad, el héroe solo podrá hacer frente colaborando con el Joker. Es una premisa demencial, donde Silvestri no solo juega a lo imposible, emparejar a un superhéroe con su archienemigo, sino que además ejecuta el malabarismo de manera coherente: en lugar de una alianza al uso construye una situación extrema donde el Joker se convierte en un impertinente sidekick secuestrado. «Durante toda la historia, Batman se dirige a su compañero en seis o siete ocasiones, mientras que el Joker es incapaz de mantener la boca cerrada. Uno de ellos se está divirtiendo como nunca, y el otro está viviendo un infierno. Dejaré que adivinéis quién es quién en esa dinámica», bromeaba el creador.

 

Sobre el papel, el pacto entre ambos personajes otorga sentido a la etiqueta de buddy cop horror gracias a la capacidad del artista para saltear de manera extraordinaria la acción, el humor, y el horror en la trama. El relato zarandea la relación entre los protagonistas hasta el extremo, sentando en la mismísima batcueva a un Joker amordazado que es tanto invitado como prisionero; enfrenta a la improbable pareja a unos desafíos macabros, concebidos por el villano en las sombras; tantea los terrores de la ciencia ficción, con organismos mutantes que producen aberraciones dentadas; perpetra espectaculares secuencias de acción; sorprende con volantazos de guion inesperados en su tramo final; y desemboca en el territorio del horror puro durante su últimas páginas, al dibujar la boda más retorcida, terrorífica y espantosa que se haya visto en la ficción reciente.

 

El conjunto es la combinación exitosa del cómic clásico de superhéroes con Jungla de cristal: La venganza (John McTiernan, 1995), el bestiario de Image, los horrores del videoclub noventero, y el embalaje de un dibujo extraordinario. Porque la otra gran baza de Batman y el Joker: El Dúo Mortífero es el poderoso apartado artístico: para esta historia, Silvestri ha decidido ir un paso más allá en su estilo, evolucionando hasta encontrar una técnica con la que ensamblar sombras y grises a base de líneas. Un rayado meticuloso y obsesivo, como una lluvia eterna sobre Gotham, que dota de texturas malsanas al cuento de terror, y también de dinamismo y furia a las extraordinarias secuencias de acción ideadas por el artista. Batman y el Joker: El Dúo Mortífero va mucho más allá de la llamativa anécdota de su premisa. Es un espectáculo en forma de fábula de horror, uno protagonizado por la pareja más inverosímil del cómic, uno comandado por un Silvestri mortífero y desenfrenado.

 

           

 

Texto: Diego Cuevas.