Eccediciones

Asalto a la Mansión (Wayne)

Cuando los miembros de Justicia Dura toman como objetivo a Bruce Wayne y deciden atacar su mansión, en el cuarto episodio de esta historia (núm. 175 de Legends of the Dark Knight), un estremecimiento recorre el espinazo del lector habitual de Batman. Cada paso que dan es terrible. La paliza que recibe Alfred Pennyworth, el descubrimiento del diario secreto y de la verdadera identidad de Batman, el poder que de repente parece imbuir a las figuras de los miembros de la banda criminal, dibujadas como ominosas siluetas contra los ventanales de la mansión... Todo parece indicar que la carrera como justiciero del Caballero Oscuro está destinada a terminar prácticamente antes de haber comenzado. Pero al mismo tiempo, si de verdad son lectores veteranos, recordarán que esa situación se ha producido en numerosas ocasiones. Podemos evocar, sin menoscabar el impacto de lo relatado por Wagner y Brunner, algunas de las más memorables:

—En el núm. 48 de la colección original de Batman (agosto-septiembre de 1948), en la historia titulada ¡Los 1.000 secretos de la Batcueva!, era un criminal llamado Wolf Brando, “el enemigo público número uno”, quien en su desesperada fuga de la cárcel llegaba a la Mansión Wayne y entraba en ella para escapar de la policía. Allí lograba noquear a Dick Grayson y accedía a la entrada secreta de la base de Batman, oculta tras el reloj de pared. Entonces averiguaba que el Hombre Murciélago era en realidad Bruce Wayne y amenazaba con revelar su secreto si este no accedía a sus peticiones. “¡Nunca hago tratos con criminales!”, replicaba Batman, “¡Y voy a llevarte ante la justicia, aunque eso signifique revelar mi identidad secreta!” (como vemos, el héroe estaba en la misma tesitura de este tomo). Al final, el villano terminaba cayendo por su propia torpeza en el río subterráneo de la Batcueva y moría ahogado en un remolino. La policía de Gotham hallaba su cadáver en el East River sin que nadie más sospechara nada.

—En el núm. 158 de Detective Comics (abril de 1950), el Dr. Doom —nada que ver con el homónimo de Marvel que en España se conoce como “Doctor Muerte”— consigue entrar en la Batcueva oculto en un sarcófago que Batman y Robin llevan allí con el Batmóvil. Entonces manipula los trofeos de su cuartel general para que ataquen a los héroes: dados gigantescos, el penique colosal, el dinosaurio... son objetos que utiliza el villano en sus vanos intentos de aniquilarlos. Al final se limita a lanzarles una granada y volver al sarcófago, pero comete el error de cerrarlo herméticamente y muere de asfixia en su interior.

—Aunque la secuencia que muchos recordarán es la del clásico núm. 232 de Batman (1971), con la primera aparición de Ra’s al Ghul, a cargo de Denny O’Neil y Neal Adams. El villano, en su gran entrada en escena, no solamente secuestraba a Robin (Dick Grayson), sino que se paseaba por la Batcueva constatando que Bruce Wayne y el Hombre Murciélago eran la misma persona. El caso es que afortunadamente no se empleó de nuevo el recurso de matar al villano al final, sino que se dejó claro que, pese a saberlo todo de su enemigo, su identidad civil no le importaba ni la utilizaría como moneda de cambio en su lucha contra él. Un ejemplo palmario de esa idiosincrasia de Ra’s, “por encima del bien y del mal”, que terminaría por convertirle con los años en uno de los principales villanos del Caballero Oscuro.

—Hugo Strange también descubría la Batcueva, aunque sería la de Tierra 2, en el núm. 182 de The Brave and the Bold (enero de 1982). Se trataba de una aventura compartida por el Batman de Tierra 1 con personajes de Tierra 2 como el antiguo Robin y Batwoman. Strange terminaba muriendo desintegrado, desquiciado y por su propia mano.

—En el núm. 348 de Batman (junio de 1982), la amenaza de Manbat se cernía sobre los protagonistas en la misma Batcueva... pero estos lograban vencerle y, al recuperar el villano su forma humana como Kirk Langstrom, se limitaba a volver con su esposa e hija aparentemente sin recordar nada. Fue una historia, Juego de sombras, escrita por Gerry Conway e ilustrada por Gene Colan.

—En la saga Asedio, cinco números de Legends of the Dark Knight (132-136, año 2000), asistíamos al regreso de un viejo enemigo de la familia Wayne, el Coronel Brass, que sitiaba la mansión con sus hombres. Su rivalidad se remontaba a los tiempos de Thomas Wayne y, de hecho, la historia era una puesta al día de la clásica El primer Batman (Detective Comics núm. 235, septiembre de 1956). Conocedor de la identidad secreta de Bruce, Brass terminaba volándose a sí mismo por los aires. La historia se incluyó en la primera serie de Planeta DeAgostini dedicada a Batman, concretamente en los tomos 2-6. Suponía el regreso a la palestra de dos veteranos, Archie Goodwin y Marshall Rogers, aunque la muerte del primero convirtió este en su último trabajo como guionista y James Robinson se encargaría de terminar de darle forma. El resultado supondría un homenaje póstumo a uno de los editores que mejor recuerdo dejaron en el resto de profesionales del cómic.

—Fue mucho más recientemente, en la actual serie regular de Batman (de Scott Snyder y Greg Capullo), cuando las Garras del Tribunal de los Búhos se adentraron en la Batcueva: sus efectivos la invadieron literalmente, y Bruce y Alfred resistieron gracias a una armadura especial y una cámara de máxima seguridad. La contundencia de ese ataque en tromba contrasta con la sutileza de una posible entrada en la Batcueva del Joker, que habría podido descubrir así las identidades secretas de Batman y de sus aliados (se vio luego en la misma serie, en la saga La muerte de la familia).

—Aparte de todo esto, y a modo de apunte audiovisual, no hay más que comprobar el juego que da el tema en dos ocasiones: el Acertijo (Jim Carrey) logró acceder a la Batcueva en la película Batman Forever (1995), mientras que Ra’s (Liam Neeson) prendió fuego a la Mansión Wayne, consciente de que destruir a Bruce era destruir a su álter ego, en Batman Begins (2006).

Felip Tobar

Artículo incluido en las páginas de Batman: El Caballero Oscuro - Testamento. Previa (portada y cinco páginas interiores) de la obra, en este enlace.