Hablar de La llegada de H’El es hablar de un triángu- lo de personajes. Por un lado, Superman, héroe ya totalmente establecido en la Tierra como campeón de Metropolis, pese a que en sus orígenes (mostrados en Action Comics por Grant Morrison y Rags Morales) fuese inicialmente considerado una amenaza para la seguridad nacional. Pero después de salvar la Tierra, Superman empezó a ganarse el estatus de héroe que hoy en día ostenta con humildad y dedicación para el que es su mundo adoptivo.
Más difícil lo tiene, en cambio, Supergirl. La prima de Kal-El llegó a la Tierra sin saber muy bien cómo había aparecido aquí, creyéndose todavía en Krypton y sin conocimiento de que su planeta ya no existía desde hacía años (ver los volúmenes 1 y 2 de Supergirl). Hasta el momento, la relación con su primo no ha sido precisamente cordial, y mientras que él se considera un hijo de la Tierra sin renegar por ello de su legado kryptoniano, para Kara la adaptación a nuestro planeta está resultando mucho más difícil.
En el último vértice de este triángulo tenemos a Superboy. Creado por N.O.W.H.E.R.E. como un arma viviente a partir del ADN de Superman y de un ser humano de identidad todavía desconocida, este clon ha desarrollado también poderes propios como la telequinesis táctil. Igual que a Supergirl, su corta vida (puesto que nació ya como adulto) le ha deparado demasiadas tragedias y peleas, pero pese a haber sido creado con el propósito de ser un destructor, cada célula de su cuerpo está impregnada de genuino heroísmo. Y lo va a necesitar.
Y no nos olvidamos de las grandes preguntas: ¿quién es H’El? ¿Qué es lo que desea? ¿Cómo ha llegado a nuestro planeta y con qué propósito? Las respuestas a estos interrogantes comienzan a desvelarse en la saga que comienza en este tomo.
Javier Olivares Tolosa
Más difícil lo tiene, en cambio, Supergirl. La prima de Kal-El llegó a la Tierra sin saber muy bien cómo había aparecido aquí, creyéndose todavía en Krypton y sin conocimiento de que su planeta ya no existía desde hacía años (ver los volúmenes 1 y 2 de Supergirl). Hasta el momento, la relación con su primo no ha sido precisamente cordial, y mientras que él se considera un hijo de la Tierra sin renegar por ello de su legado kryptoniano, para Kara la adaptación a nuestro planeta está resultando mucho más difícil.
En el último vértice de este triángulo tenemos a Superboy. Creado por N.O.W.H.E.R.E. como un arma viviente a partir del ADN de Superman y de un ser humano de identidad todavía desconocida, este clon ha desarrollado también poderes propios como la telequinesis táctil. Igual que a Supergirl, su corta vida (puesto que nació ya como adulto) le ha deparado demasiadas tragedias y peleas, pero pese a haber sido creado con el propósito de ser un destructor, cada célula de su cuerpo está impregnada de genuino heroísmo. Y lo va a necesitar.
Y no nos olvidamos de las grandes preguntas: ¿quién es H’El? ¿Qué es lo que desea? ¿Cómo ha llegado a nuestro planeta y con qué propósito? Las respuestas a estos interrogantes comienzan a desvelarse en la saga que comienza en este tomo.
Javier Olivares Tolosa