Eccediciones

Aquaman de Peter David: Dignidad real

Para muchos, la encarnación definitiva del personaje. 
A principios de los noventa, Aquaman era un superhéroe a la deriva. El terremoto que había sacudido el Universo DC a mediados de los ochenta no se había dejado sentir con igual intensidad en el mundo abisal del monarca submarino. Con todo, el personaje fue remodelado tras los sucesos de Crisis en Tierras Infinitas. Una miniserie de cuatro episodios publicada en 1986, escrita por Neal Pozner y dibujada por Craig Hamilton, redefinió su origen y su apariencia. Pero las innovaciones no cuajaron entre los aficionados y, a fines de los ochenta y principios de los noventa, Arthur Curry encalló en una deriva de la que emergería después de dos números especiales, una serie limitada (escrita por Robert Loren Fleming y Keith Giffen, y dibujada por Curt Swan) y una cabecera mensual que concluyó a los 13 episodios (con guion de Shaun McLaughlin y dibujo de Ken Hooper). Finalmente, el personaje recibió un nuevo impulso gracias a Peter David (1956), guionista que le confirió una popularidad inédita y una imagen mucho más cautivadora, amenazante y regia. Ahora, ECC recoge en tres volúmenes toda la etapa de este fantástico guionista al frente de las aventuras del monarca submarino.

David era uno de los exponentes más destacados de la hornada de guionistas estadounidenses que, como Kurt Busiek y Mark Waid, irrumpió en la industria de los comic books en la segunda mitad de los ochenta. David había debutado como guionista en Spectacular Spider-Man y se había curtido profesionalmente en The Incredible Hulk. Este título le granjeó justa fama de guionista inventivo, versátil y con sentido del humor. En 1988 comenzó a trabajar para DC escribiendo guiones para Star Trek (adaptación en historieta del popular show televisivo). Su primer contacto con los abismos oceánicos de la editorial se remonta a 1990, en Las crónicas de Atlantis. Los lectores de ECC conocen bien esta serie limitada de siete episodios dibujada por Esteban Maroto que recrea el devenir de la civilización atlante desde sus orígenes hasta la actualidad. Fue una obra exitosa y una credencial inmejorable para quien aspiraba a escribir las aventuras del rey de los siete mares del Universo DC.

David cumplió ese deseo en diciembre de 1993, fecha de lanzamiento de la serie limitada Tiempo y marea, dibujada por Kirk Jarvinen. Se trata de una historia en cuatro partes planteada como preludio a la colección mensual que se publicó casi a continuación. Puso al día la biografía de Arthur Curry entretejiéndola con las revelaciones de Crónicas de Atlantis. En consecuencia, confirió al personaje un temperamento más adusto y lo convirtió en el monarca adecuado para un reino salvaje donde el ser humano (o sobrehumano) no se aventura sin riesgo. Salvando las distancias, el Aquaman de Peter David recuerda al Mogwli de El libro de la selva o al Tarzán de las novelas de Edgar Rice Burroghs. Con ser una obra fundacional y muy estimable, Tiempo y marea era solo el preludio a un conjunto de cambios que tuvieron lugar en la serie mensual y que afectaron profundamente a la percepción que hoy día tenemos del personaje y su entorno, muy distinta a la que prevalecía a comienzos de los años noventa.

En el imaginario popular de aquel entonces, Aquaman estaba asociado al programa de animación Super Friends, de la productora Hanna-Barbera. Aquel show televisivo hizo las delicias de los espectadores más jóvenes, pero proyectó sobre el monarca submarino una imagen cándida e infantil que nadie parecía capaz de desbaratar, ni siquiera un dibujante tan elegante, enérgico y vigoroso como Jim Aparo (que dibujó las aventuras del monarca submarino durante casi una década y plasmó en imágenes un momento tan dramático como el asesinato de su hijo Arthur Curry Jr. a manos del villano Manta Negra). Sin embargo, todo cambió en agosto de 1994.

En esa fecha apareció el primer número de una nueva serie mensual, la tercera de Aquaman desde la creación del personaje en noviembre de 1941. Estaba escrita por Peter David y dibujada por el novel Marty Egeland, que firmó un trabajo muy atractivo. La entrega inaugural presentaba al protagonista aislado en una cueva submarina y atormentado por las revelaciones que, sobre su pasado, había descubierto en Tiempo y marea. Con melena tupida y una barba enmarañada y espesa, lucía un aspecto muy similar al del actor Jason Momoa en la última encarnación cinematográfica del personaje. Solo faltaba un pequeño detalle para completar la transformación y que el rey del mar dejara atrás la imagen inofensiva y cándida ligada a Super Friends. En la segunda entrega, Aquaman perdía la mano izquierda y, acto seguido, la reemplazó por un arpón. Fue un tratamiento de choque, pero le confirió una dignidad inédita entre los lectores.

Sin embargo, esta etapa supuso algo más que un cambio de look para el protagonista. Peter David rodeó al personaje con una aureola de historia y leyenda que confirió a sus actos un peso inédito. Además, recuperó algunos de sus secundarios más carismáticos (como Mera, Aqualad u Orm), renovó su galería de villanos y convirtió la vida palaciega de Atlantis en un hervidero de intrigas. Su estancia en la serie abarca 46 entregas y cuatro anuales, el último de los cuales se publicó en septiembre de 1998. 20 años después, muchos aficionados siguen considerando esta etapa como la encarnación definitiva de Aquaman. En Aquaman de Peter David vol. 01 empezarás a descubrir por qué.

Jorge García