Eccediciones
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Amor al peligro

Todos tenemos una imagen clara de cómo es Catwoman, tan fuerte, segura de si misma, seductora, coqueta y fiera a un mismo tiempo... Pero la Selina Kyle que conocíamos ya no existe en este Nuevo Universo DC. Pese a ser perfectamente reconocible, nos damos cuenta de que esta Selina se encuentra en una etapa muy anterior de su vida y que algún día llegará a ser la mujer que esperamos que sea, pero por el momento le queda mucho camino que recorrer. Esta Catwoman es descuidada y temeraria, y vemos que esa forzada seguridad en si misma puede ser una desventaja para ella.

Su corta edad, 23 años, nos indica que parte del problema puede ser cierto grado de inmadurez como enmascarada, pero percibimos algo más detrás de lo que nos muestra... Es algo que juega en su contra hasta el punto de que ella se deja llevar. Algo tan básico que podemos decir, simplemente, que no puede evitarlo: tiene tendencia a relacionarse con gente que puede ser fuente de conflictos. Anteriormente la habíamos visto trabajando con el duro detective privado Slam Bradley; en pareja con el hijo de este, miembro del cuerpo de policía; y, en los últimos tiempos, formando equipo con dos de las más perturbadas villanas de la ciudad, Hiedra Venenosa y Harley Quinn, en la serie Musas de Gotham. Sin embargo, ahora partimos prácticamente de cero: Selina ya no tiene ese pasado de relaciones complicadas... pero tiene otro muy semejante.

Hasta la fecha, el guionista Judd Winick nos ha descrito a una Catwoman joven e inexperta, carismática y sensual, cuyo atrevimiento le ha costado ya la vida a su amiga Lola y la ha llevado a aliarse con Spark, con todo lo que eso ha supuesto para ella. Una de las ventajas de este Nuevo Universo DC es que los personajes no tienen por qué ser como se espera que sean, ni tienen unas características inamovibles que los hacen intocables. Los guionistas pueden correr riesgos, innovar en favor de lo que creen que puede enriquecer al personaje o constituir una buena historia. Pueden hacer que los personajes aprendan y crezcan a partir de sus experiencias. Winick ha aprovechado esta circunstancia para mostrarnos a Selina como pocas veces la hemos visto antes, en pleno proceso de construcción de sí misma, y así ofrecernos su evolución en vivo. En el anterior volumen, Catwoman ha cometido errores, y aunque pretende corregir su actitud, no le será fácil, ya que esas equivocaciones están ligadas a rasgos intrínsecos a su personalidad. Selina es muy consciente de que tiene problemas, y lo ha aprendido a través de la más dura de las lecciones: siendo la responsable de la muerte de Lola. Pero ella es un animal salvaje, incontrolable y que no quiere contenerse. Padece una seria adicción al peligro que la hace imparable, pero que solamente puede acarrear desgracias.

Ahora, coincidiendo con la partida de Judd Winick como guionista de esta cabecera y de Guillem March como su dibujante regular, Catwoman se convierte en una serie de mujeres al completo, con Ann Nocenti escribiendo, Adriana Melo dibujando y Rachel Gluskstern como editora. Nocenti comparte la visión de Selina Kyle que tiene Winick, pero quiere añadir más capas a su personalidad desde el punto de vista que ella tiene del personaje. La doble identidad le parece un factor importante de su naturaleza, ya que define claramente las dos partes de su vida. Selina es una persona luminosa y glamourosa, en contraste con su lado Catwoman, impulsivo y compulsivo.

No es heroica de forma innata, sino que es más compleja. Los lectores tendemos, erróneamente, a etiquetar demasiado precipitadamente a héroes y villanos, y Catwoman está en un lugar gris entre las dos zonas. A veces se encontrará en situaciones que la implicarán moralmente y que la conducirán a hacer algo bueno, pero sería difícil decir en qué bando se encuentra. Por extraño que parezca, ella simplemente quiere una vida normal, pero se ve irresistiblemente atraída por el peligro y por las joyas ajenas. No puede ni quiere evitarlo. Le gusta la noche, le gusta robar y le gusta tratar de saciar una necesidad que sabe que nunca será saciada, perseguir algo que sabe que nunca alcanzará. Las joyas que roba nunca le darán la felicidad –ella lo sabe– y tampoco roba por dinero. ¿Qué es lo que la anima a robar las cosas más brillantes que encuentra?

Originalmente iba a ser Winick quien narrase el origen de Catwoman en el Nuevo Universo DC, y en los números que él ha escrito ya nos ha desvelado que Selina fue secuestrada y nadie acudió en su ayuda, algo que la ha dejado marcada. Con Nocenti como guionista a partir de ahora, tendremos que ver si la historia se mantiene en esa misma dirección, ya que quiere que este sea un nuevo punto de partida y solamente mirará a los números anteriores más adelante. Nocenti será la encargada de relatar dicho origen próximamente y ya nos ha dado pequeñas pistas sobre lo que podemos esperar. La guionista ve a Selina como alguien que ha sufrido, que esconde traumas del pasado, lo cual ha dado como resultado una personalidad dura, pero con fracturas, aunque no aclara si se refiere a los mismos temas que estaba tocando Winick.

Ahora Selina ha descubierto que, dejando a un lado el robo, hay más cosas que despiertan su pasión. Inesperadamente para ella, ha descubierto que ayudar a los desvalidos que son víctimas de injusticias, como ella misma lo fue, es tan satisfactorio que cuando lo hace no echa de menos esa otra parte de su vida. Siente que ha de hacerlo y actúa en consecuencia, respondiendo a los impulsos que siente en su interior. Poco a poco se está acercando a la Catwoman que conocíamos antes de Flashpoint, la que se siente responsable de la seguridad de aquellos más débiles, pero tiene el corazón de una ladrona... o de una gata caprichosa.

Como un felino cosmopolita, Catwoman se mueve entre la multitud sin atarse a nadie y solamente se acerca a la gente cuando siente alguna necesidad básica que no puede cubrir ella sola. El hecho de poseer una identidad secreta hace que siempre esté en guardia, protegiéndose en todo momento, sin llegar a intimar con nadie. Tiene pocos amigos y todos son prescindibles en el sentido de que no puede formar lazos que la hagan débil, como le ha sucedido con Lola. Viendo su sufrimiento, no podemos evitar preguntarnos si la identidad de Catwoman no será una forma de huir de Selina...

Pero la relación por la que es más conocida es, sin duda, la que mantiene de una forma tan emocionalmente peligrosa con Batman. No se trata de una relación sana. A Selina le gusta saber que él está ahí para ella: una constante sólida en su tormentosa vida, pero que al final se reduce a que si algún día Catwoman llega demasiado lejos, él estará ahí para salvarla. Sabe que la gente a su alrededor resulta herida y piensa que si ellos son tan peligrosos como ella, estarán más seguros. Es una situación insostenible, de riesgo constante, y por ello nuevamente ha acudido a una de sus amigas para que le ponga los límites que ella es incapaz de establecer por sí misma.

Los consejos que Gwen Altamont le da tratan de alejarla de “amistades perniciosas” como la de Batman, Spark o incluso el detective Carlos Álvarez, con quien está estableciendo una relación muy parecida a la que mantenía con el Caballero Oscuro. Sin embargo, ella sigue respondiendo a sus propios impulsos y a la atracción al peligro que estos hombres suponen para ella. Selina es un personaje tremendamente sexual, pero tiene muchas más dimensiones de las que se le atribuyen. La historia ya lo ha demostrado. Ahora solamente tiene que dejar de ser un poco ella misma para vivir lo suficiente para ser mejor. Tan fácil y tan difícil.

Serio Robla