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A merced de El Alcance

Que El Alcance es una organización extremadamente poderosa ya lo vimos el mes pasado cuando invadió Odym, la base de operaciones de los Blue Lanterns, en el episodio correspondiente a Green Lantern: New Guardians. Este mes, la escaramuza llega a su punto álgido con una épica batalla que, además de a Saint Walker y sus compañeros, involucra a Kyle Rayner y al resto de protagonistas habituales de la serie. En las próximas líneas, hablaremos del origen de ese peligroso enemigo que, como se puede deducir por el aspecto de sus agentes, está relacionado con cierto héroe terrícola adolescente.

Se trata, cómo no, de Blue Beetle, más concretamente del actual, Jaime Reyes, un muchacho que presentaron Geoff Johns, Phil Jiménez e Ivan Reis en las páginas de Crisis Infinita. Su cometido era sustituir a Ted Kord, que había fallecido poco antes que de dicha saga, aunque en su caso tuviera una relación muy estrecha con el famoso escarabajo cuya existencia se remontaba al Antiguo Egipto. Al contrario que sus predecesores, la simbiosis entre Jaime y el artefacto era casi absoluta, ya que este último se convertía en una suerte de armadura capaz de hacer casi cualquier cosa. El recién llegado tuvo cierto tirón que justificó el lanzamiento de una serie mensual cuyo primer año de vida se dedicó a afianzar su posición como superhéroe y a tratar los problemas de llevar una doble vida como estudiante y como defensor de la Tierra.

No obstante, llegado el número 12, el guionista John Rogers y el dibujante Rafael Albuquerque presentaron a una raza alienígena que llegaba a nuestro planeta con intenciones aparentemente pacíficas. Según un emisario, se trataba de pacíficos comerciantes que enviaban escarabajos como el del protagonista para que fueran una especie de detector. En cuanto la civilización en cuestión alcanzaba cierta progresión tecnológica, los suyos, el Alcance, se presentaban allí para negociar. Pero la cosa no era tan bonita como los extraterrestres pretendían que pareciera, y sus maquinaciones y verdaderas intenciones de convirtieron en una subtrama que abarcó buena parte de la etapa de Rogers. Uno de sus sustitutos, Matthew Sturges, retomó el tema y lo resolvió en los últimos episodios publicados antes de la cancelación del título.

¿Y qué era el Alcance en realidad? Pues básicamente lo que hemos visto en Green Lantern: una raza de conquistadores espaciales. En el pasado, estos se las habían visto con el Cuerpo de Green Lanterns e incluso con los Guardianes del Universo, que aceptaron una tregua a cambio de que el Alcance jamás volviera a conquistar ningún mundo. Aunque en principio aceptó el trato, la siniestra organización decidió adoptar medidas más sutiles que consistían en dejar escarabajos en los planetas que les parecían oportunos. Estos se unían a un anfitrión local que, sin querer, quedaba poseído por el artilugio y se convertía en una suerte de representante que cantaba las bondades del Alcance mientras, en secreto, recopilaba información sobre la capacidad militar del mundo en cuestión. En el caso de la Tierra, el escarabajo llegó en la época de los egipcios; sin embargo, un hechicero lo confundió con una chuchería mística con la que intentó resucitar a un faraón. A partir de entonces, la tecnología del Alcance se mezcló con magia, y el amuleto nunca funcionó como pretendían sus creadores.

De aquella forma, los invasores se convertían en una pieza central del legado de Blue Beetle, empezando con Dan Garret, el original, y siguiendo con Ted Kord, que jamás obtuvo ningún poder sobrehumano por poseer el artefacto. De hecho, poco antes de morir, lo dejó en manos del brujo Shazam, que lo guardó en la Roca de la Eternidad. Pero cuando esta fue destruida al principio de Crisis Infinita, el escarabajo quedó más imbuido de magia que nunca, y fue así como llegó a manos de Jaime. El efecto místico hizo que no controlara al muchacho sino que ambos establecieran la mencionada simbiosis. De hecho, en algún momento, el dispositivo llegó a considerar que el joven hispano era su amigo, e influyó en “colegas” de otros mundos para que se alzaran contra el Alcance con el nombre colectivo de ejército de Khaji Da (precisamente, el mantra con que Dan Garrett accedía a sus poderes en su día).

Llegamos así al Nuevo Universo DC y a la siguiente serie titulada Blue Beetle, que invalida casi por completo el origen anterior de Jaime y buena parte de la trama de Crisis Infinita. En la actual continuidad, el muchacho obtuvo el escarabajo tras una trifulca accidental con la Hermandad del Mal, y no supo de su conexión con el Alcance hasta hace poco. Y fue durante una especie de cruce no oficial con Green Lantern: New Guardians que vio la luz en Blue Beetle núm. 9, cómic escrito por Tony Bedard y dibujado por Márcio Takara. La armadura, esto es, el escarabajo, condujo a Jaime al piso de Kyle Rayner, donde se ocultaba el peor enemigo del artilugio: la batería con que recarga el anillo cada día. Esto ayudó a mantener la conexión entre Blue Beetle, el escarabajo, el Alcance y los Green Lanterns, y también sirvió como excusa para que el protagonista se enfrentase con el propio Kyle y con dos de sus actuales aliados, esto es, Bleez y Glomulus. Pero la cosa se resolvió de forma amistosa antes de que los portadores del anillo se marcharan para ocuparse de menesteres como, por ejemplo, la invasión de Odym.

Las consecuencias de lo que ocurre en este cuaderno se notarán sin duda en próximas entregas de Green Lantern, ya que, a pesar de ser una organización de creación reciente, el Alcance es un enemigo demasiado jugoso para dejarlo escapar, sobre todo teniendo en cuenta cuánto disfruta Bedard con las epopeyas espaciales (sirvan como muestra la cancelada R.E.B.E.L.S. y, cómo no, Green Lantern: New Guardians). También son conscientes de ello los guionistas de la serie de animación El intrépido Batman, que contaron con este ejército de “escarabajos” para un capítulo de la segunda temporada. Y cuando un personaje de DC salta a otro medio, sabemos que no desaparecerá de los cómics en breve.

Fran San Rafael