En 1910 nacía en Orihuela Miguel Hernández Gilabert; tras unos años de estudios en el colegio jesuita de Santo Domingo, su padre decidió que sería más útil cuidando el rebaño de cabras de la familia. Pero Miguel entendió muy pronto que su destino era escribir versos y teatro. Con esa determinación empezó una larga lucha por hacerse un hueco en el panorama literario del Madrid de los años treinta, hasta lograr codearse con nombres de la talla de Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Maruja Mallo, Rafael Alberti o Federico García Lorca. Por el camino descubrió el amor y, tras varios desengaños amorosos, sería con Josefina Manresa con quien acabaría casándose.
Miguel, que había sido criado en el entorno cultural-eclesiástico de la Orihuela de la época, fue descubriendo otras formas de pensar tras su integración en el ambiente madrileño y, al comenzar la Guerra Civil, tomó partido y compromiso con la República y con el Partido Comunista, convirtiéndose en uno de los principales poetas del período bélico y llegándose a ganar los apelativos de Poeta de la Revolución o Poeta del Pueblo.
En 1939, acabada la guerra, fue detenido y allí empezó un cruel periplo carcelario por diez prisiones hasta su muerte tres años después, sin renunciar jamás ni bajo ninguna circunstancia a sus ideales de libertad.