Para encontrar el rastro de Dios, Jesse necesita meterse en su propia cabeza para tener una conversación cara a cara con su invitado, y para eso, un poco de peyote tomado bajo el cielo de Arizona parece lo adecuado. Lo que nuestro protagonista no sabe es que Starr está decidido a hacerse con el poder de Génesis para sí mismo y estará dispuesto a usar todo el arsenal del ejército norteamericano para imponer su voluntad a Jesse, y ninguno de los dos bandos saldrá de este enfrentamiento sin sufrir importantes bajas.