Un pobre vagabundo negro intenta ganarse la vida en el oeste norteamericano
de finales del siglo XIX haciendo equilibrios sobre su pierna de madera
y tocando el banjo. Sus peripecias tienen lugar en un entorno racista y
segregacionista, de espectáculos itinerantes donde se vendían remedios
milagrosos para cualquier cosa y los actores blancos se pintaban la cara de
negro para hacer humor. Pero su talento le permitirá ser aceptado por una
de esas compañías itinerantes y ganar mucho dinero dentro de ese mundillo,
o al menos el suficiente para comprarse una pierna como es debido, que es
lo que más le apetece.
Frantz Duchazeau teje un relato sorprendente lleno de personajes extravagantes,
con un dibujo lleno de movimiento y una puesta en escena
que recuerda las películas de Charles Chaplin. Una historia deliciosa.